En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: «Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?» Pero el viñador contestó: «Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas»» (San Lucas 13, 1-9).
COMENTARIO
Las desgracias naturales, el hambre, las guerras, las injusticias, la enfermedad. Cuantas desgracias acechan al hombre. A Jesucristo se lo cuentan.
¿Qué nos dices tú de esto?
¿Pensáis que a los que les pasa esto son peores que otros?
Pues esa respuesta no me la esperaba. Porque yo, que intento cumplir tu ley y que soy bueno, pensaba que esas cosas a mí no me pasarían.
Cuando el Papa Francisco fue a la cárcel de Roma les decía a los presos: yo no soy mejor que vosotros. San Pablo decía que “Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero”. Y pensamos, ¡que humilde, con lo santo que era! Pero decía la verdad, Pablo fue un fariseo, un violento y un asesino.
Y Jesús les dice una parábola para que entiendan que de lo que se tienen que preocupar es de dar frutos. Los frutos que espera son que mostremos en nosotros su amor, un amor como el suyo, que ama a buenos y malos. Porque si no ¿para qué estamos en su Iglesia? Más vale que estuviésemos fuera. Pero los que están al cuidado de su viña, los pastores de su Iglesia, sus catequistas, etc…, le dicen a Jesucristo que seguirán trabajando en su viña, a ver si con sus cuidados producimos frutos. Es importante escuchar su predicación y dejarse guiar por ellos para poder dar fruto en su Iglesia. Y es importante pedirle a Dios que nos de buenos pastores que nos abonen para poder dar fruto.