¡Qué bien! Cuando te “sale del pié”, clamas a María… Y ¿cuándo no La necesitas?
Noooooo “paqué” si no tienes nada que pedir… ¡Menudo rostro amigo/a! Así no funciona María, ni te harán caso los Santines ni las almas del purgatorio que esperan tu oración.
¿Es que con llevar tropecientas medallas al cuello, o mil y una estampitas con sus consabidos besos, ya te vale? No “juegues” con María, está muy harta de ser “adorno-florero” en tu pecho; además no sabe ni “paqué” la llevas.
Sé elocuente, serio y reza el Rosario todos los días. Es lo que pidió la Virgen, (Rosario en mano) a Santo Domingo de Guzmán en 1208 para luchar contra todo mal; en el año 1460 se lo volvió a pedir al Beato Alano de La Rupe (muchísimos se convirtieron), y en sus apariciones de Lurdes, Fátima y Medjugorje, no ha dejado de pedirlo.
50 Ave Marías prodigiosos y todo cuánto desees, por tu bien o por los demás, será concedido. Y después (no antes) “te vas al Rocío a ver a la virgencita, echas unas lagrimillas y a pasarlo bomba a lomos de un caballo andaluz, o bien te vas a la procesión de La Macarena en Semana Santa…”
¿Quieres estar con María? Pues reza su Salterio. Ella se hizo Rosario para que Lo llevaras como arma infalible ante el mal. Estará a tu lado el día que te “vayas”.
Conocer las Gracias del Rosario (búscalas) es crucial, te sentirás envuelto en seguridad, bien y consuelo –pase lo que pase en tu vida-. Es otra manera de vivir.
Aunque te duermas rezándolo, como yo…