En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.»
Les impuso las manos y se marchó de allí (San Mateo 19, 13-15).
COMENTARIO
¡Qué difícil es considerarse niño!
Solo cuando me siento pequeño, débil o indefenso ante los acontecimientos, miro hacia arriba y te encuentro a ti como Padre. Tantas veces no voy de Tu mano. Tantas veces no me dejo llevar aceptando Tu voluntad y como niño desobediente me rebelo y pataleo queriéndome aferrar a mis deseos. Tú sabes Señor, como buen padre mío que eres que soy rebelde y orgulloso y que en mi soberbia difícilmente me dejo corregir. Tú bien me conoces. Mejor que yo mismo. Cada día amasas para mí un pan de acontecimientos que cuando me contrarían no los quiero digerir. Ten paciencia conmigo Señor. Yo sé que Tú sabes y yo sé que cuanto más sé de ti más me doy cuenta de lo mucho que desconozco de mí…
Desde bien pequeñito me acercaron a ti mis padres y bien sabían ellos que te necesitaba ahora con el paso de los años he sentido cómo me imponías Tus manos tantas veces por medio de Tu Iglesia y gracias a ella y con ella puedo intuir y saborear desde ya ese maravilloso Reino de los Cielos que deja de ser un lugar cuando vives en mí y yo me dejo invadir por ti. Ayúdame a que así sea en este día.
¡BUEN DÍA CON EL SEÑOR!