En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
Entonces los justos le contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestirnos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?» Y el rey les dirá: «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis».
Y entonces dirá a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».
Entonces también éstos contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos’ Él les replicará: «En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de éstos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo». Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna». Mateo 25, 31-46
Es el Señor el que en su Venida separará a las ovejas de las cabras. Nosotros no somos quien hemos de separar hoy a las ovejas de las cabras, que estarán juntas hasta la Venida del Señor. Decía San Agustín que hoy estamos unidos el trigo y la cizaña, más si eres trigo, no juzgues a la cizaña, pues hoy tú eres trigo, más mañana puedes ser cizaña, y también el que hoy es cizaña, mañana puede ser trigo. Cuando venga el Señor, entonces Él separará el trigo de la cizaña. Ten cuidado para que seas trigo cuando venga el Señor. Lo mismo con las ovejas y las cabras. El santo temor de Dios nos lleva a velar para que si hoy viene el Señor nos encuentre oveja en lugar de cabra.
¡Qué ese día podamos oír de Jesús estas palabras de vida: Venid benditos de mi Padre. Porque para eso hemos sido creados, para eso hemos nacido: para heredar el Reino preparado por el Padre en su divina misericordia. Porque hemos sido bendecidos, gratis, con el Espíritu Santo que nos ha hecho vivir con nuestro prójimo con Cristo, para Cristo, y como Cristo: “Tuve hambre y me disteis de comer…”
Nosotros los cristianos no somos miembros de una ONG, ni hombres comprometidos y solidarios, ni sacrificados voluntarios por la humanidad… Nosotros los cristianos amamos al prójimo, como a nosotros mismos, porque amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Sin mérito alguno por nuestra parte, amamos porque hemos recibido gratis, por los méritos de Jesucristo Resucitado, el Espíritu Santo que nos crea un corazón nuevo capaz de amar al prójimo, y al enemigo, con el mismo amor de Cristo.
Porque amamos a Cristo, porque estamos enamorados de Cristo, oramos, ayunamos y damos limosna, no para ganar méritos, sino para seguir amando a Cristo, y para que si viene hoy nos encuentre como corderos al servicio de los últimos, de los más pobres de la Tierra.