Esta es la experiencia que Enrique Iglesias ha vivido desde que fue rescatado por Dios, de una vida de delincuencia, drogas, vicio sexual, etc. Pues esta era su vida, al igual que un leproso, la realidad en la que vivía le iba degenerando y destruyendo cada vez más. De igual manera que al leproso, su situación lo marginaba y aislaba progresivamente de la sociedad, y también se manifestaba como algo contagioso que dañaba e infectaba a aquellos con quien se relacionaba; asemejándose también en lo incurable que resultaba a las capacidades humanas. Al igual…Igualmente solo puede achacarse a un milagro del amor de Dios su curación. Por eso, tal como el leproso vuelve a dar gracias y gloria a Dios, este testimonio quiere ser una manifestación de agradecimiento al Señor.
Hoy día su vida está plena. Casado desde hace 10 años con Rosa, son padres de siete hijos y están esperando el octavo. “La acción de Dios conmigo ha sido de una absoluta misericordia y bendición. Me ha cambiado la vida y el futuro. Me ha dado una esperanza que va más allá de la vida de aquí”.
“venid los cansados y agobiados, que yo os aliviaré”
¿Cómo era tu vida por aquel entonces?
Alrededor de los 16 años comienzas mis inicios en la droga y la delicuencia. Por a quel entonces vivia en Bilbao, donde mi familia se habia trasladado de un pueblo de León. A los dieciocho años entré por primera vez en la carcel de Basauri, alos 19, aprovechando que m familia se marchaba a Guadalajara, me fui a vivir a Ibiza, donde comencé a trabajar en discotecas y moverme en el mundo de la droga. A los 25 años me encontraba hundido en l a droga y la delicuencia. Ya había estado otras dos veces en la carcel de Ibiza. Era un vida totalmente amoral, de vicio, el als drogas, sexo, etc.
¿Eras consciernte de cómo te ibas destyruyendo?
No mucho. En invierno pasaba temporadas con mi familia, trabajando y aprovechando para desintoxicarme, haciendo vida sana en todos los aspectos. A ellos les ocultraba la realidad de mi vida cuando estaba fuera; peero al volver a Ibiza me hundía de nuevo.
¿ Como reaccionaba tu familia cuando te veían en ese estado?
Al principio disimulaba y les ocultaba mi situación real. Más tarde acabé pasando mucho tiempo—casi 3 años— sin ir a verlos. La última vez que lo hice, mis padre se dieron cuenta de lo muy destyruido que estaba. Mi madre era una mujer muy peiadosa, con una fueerte religiosidad y muy devota de la Virgen del Carmen.
Más tarde recordaría que cuando estaba en casa, al llegar de madrugada, la encontraba que había pasado la noche entera rezando por mí. Yo no lo entendía y la increpaba por ello. Ahoara veo que aquellos días y noches de oración me salkvaron de muchas situaciones dificilisimas que viví y fue lo que propició que Dios aconteciera en mi vida y me la cambiara.
¿ Cuando decides cambiar de rumbo?
En esa última visita, después de tanto tiempo sin verlos y de una manera , que entonces no pude entender, Dios me dejó ver mi situación en toda su crudeza, que hasta ese momento no aceptaba como tampoco mi incapacidad para salir de ese círculo vicioso. Había cometido un robo de varios millones de Ptas. — hablamos del año 1983— y después de dilapidarlo en drogas y la noche, sólo me quedaba una pieza muy valiosa, de más de un millón, para vender y seguir tirando. En aquel momento sentí la certeza en mi interior que si la devolvía a su dueño, mi vida cambiaria. Y lo que es más increíble, sentí el ánimo y la fuerza de marchar sin más a Ibiza a ponerlo por obra.
¿Reconoces la voz liberadora de Dios en medio de aquel caos y ves el cumplimiento de su promesa?
Ahora sí, absolutamente. En aquel momento, creo que ni me paré a entenderlo o no. Solo sentía dentro de mí que se abría una escapatoria a mi desesperación. Pude destruir las drogas que me quedaban y volver inmediatamente a Ibiza donde devolví de forma anónima la pieza tan valiosa y tiré al mar dos armas de fuego que tenía. Ciertamente en ese momento mi vida quedó liberada. Nunca más volví a caer en esas formas de vida ni a frecuentar esos ambientes. Dios me concedió romper con todo ello, de un día para otro, y para siempre.
Contado así parece facil , pero el combate día a día sería tremendo. Las tentaciones numerosas; el demonio, persistente.
Fue muy duro, si. Estaba tan destruido por las drogas y la mala vida, que no podía ejercer mi oficio de siempre, herrero, y empecé a ganarme la vida vendiendo periodicos en un semáforo. ( Una comida al día y escasa; durmiendo en el balcon de una pensión, pues no me llegaba para pagar la habitación). Constantemente me ofrecían “ trabajitos” para reincidir, y conseguir dinero de manera fácil, antiguos compinches que no acababan de creerse mi cambio de vida, de los cuales algunos acabaron abandonando también aquella vida, como contagiados de aquel “ virus de salvación” que me había afectado. Dios me sostuvo para que no cayera nunca más, aunque a veces faltó menos que nada, por mi debilidad ante la tentación.
¿Qué tentaciones fueron las más difíciles en esos momentos?
Con la que más me sentí al borde del abismo, fue la del suicidio, con una persistencia extrema durante años. Donde el Señor me iluminó, cómo el demonio me quería llevar a hacerle un chantaje a Él. (O me arreglas la vida, o rompo la baraja y la destruyo). Fue comprender esto lo que me salvó de caer en esa trampa.
¿Cómo empezó tu conversión de un modo más definitivo?
Al haber sido muy anticlerical mi orgullo no me permitía volver a la Iglesia, aun sintiendo un deseo y una necesidad muy grandes. Una experiencia que me había contado una amiga, mucho tiempo antes, me llevó a pasar largos ratos en el templo, cuando estaba vacío. El consuelo y el ánimo que recibí en esos ratos, fueron determinantes para no recaer. Al poco tiempo empecé a asistir a las celebraciones, aunque no participaba. Un tiempo después fui invitado a recibir las catequesis del Camino Neocatecumenal y ya mi vida cambió completamente.
De no haber sido Dios el que te rescató, ¿hubiera sido posible abandonar esa espiral de depravación en la que estabas atrapado?
Ya lo había intentado varias veces por mis medios y no sirvió de nada, la única puerta para escapar de ese infierno, de esa esclavitud del vicio ha sido Jesucristo y su Iglesia. Con mi regeneración, he podido ayudar a personas concretas, en situaciones parecidas a lo que yo había vivido. Solo hablarles de cómo Dios me había sacado a mí y que a ellos también les amaba igual les ha llevado a cambiar de vida, por muy atrapados que estuvieran.
Te sentiste perdonado por Dios. Pero ¿y por los demás y por ti mismo?, ya que a veces ese perdón es más difícil de obtener.
Como 5 años después de comenzar en la comunidad, y ya muy regenerado, decidí entregarme a la justicia, para saldar esa deuda. Muchos delitos por los que nunca me habían podido procesar; por falta de pruebas o porque no me cogían. Ingresé en prisión, donde viví una experiencia impresionante. La lista de delitos confesados ( posesión ilegal y agresión con arma de fuego, asaltos, robos, cajas fuertes reventadas, trafico de drogas, etc.), podía haber acarreado una petición fiscal de más de cien años de prisión.
Al decirle al juez, que solo quería a Jesucristo como abogado, me tomaron por tarado; exámen psicológico y demás incluido. Preguntas como: “¿Y tu, oyes voces que te hablan…?”.Antes de medio año estaba en libertad y mis causas sobreseídas. Nadie se lo explicaba; ese fue otro milagro.
¿Cómo fue esa última etapa en la cárcel?
Allí pude comprobar como la fuerza de la oración me sostenía, pues tanto mis catequistas como mi comunidad no dejaron de rezar por mí.
El haber entrado voluntariamente, me hacía objeto del odio de la mayoría. Constantemente me buscaban problemas muy serios, que me hubieran acarreado consecuencias gravísimas. Pero el Señor acontecía protegiéndome, tanto de estos enemigos, como de disparates que a veces estuve a punto de cometer, en respuesta a su acoso.
También me concedió el Señor, en muchas ocasiones, dar una palabra de salvación a personas muy destruidas y desesperadas.
¿Puedes contar algún caso?
Si. Un preso inglés, desahuciado de sí mismo, que tras un intento de suicidio muy grave, y del que a duras penas sobrevivió, totalmente decidido a conseguirlo en el siguiente intento. Tras varios días con él, en la celda de aislamiento, donde le tenían esposado de pies y manos a la cama las 24 horas, solo hablarle de Jesucristo, de lo mucho que Dios lo amaba, decidió pedir ayuda a su familia y volver a su casa.
Libre, sin cargos ni ataduras, regenerado, feliz en el seno de la Iglesia. Es verdad que el Señor ha hecho de ti una nueva criatura…
Todo ha sido para bendición. Gracias a que Dios tuvo compasión de mí, y me concedió conocer a su Hijo Jesucristo, me ha dado una vida nueva. He sufrido las consecuencias de esos años de droga y mala vida: me dejaron un merma grande en mis facultades; abocado, tanto en el aspecto laboral, social, económico, etc., a vivir en medio del fracaso y la precariedad, sin poder desarrollar trabajos importantes.
Pero bendigo a Dios y le doy gracias por esa etapa de mi vida, con todas sus consecuencias, pues el fruto más importante y determinante para mi vida, fue poder conocer a Jesucristo y vivir en su Iglesia. Y que gracias a esto, mis hijos tendrán una esperanza de futuro; no estarán condenados a ser destruidos por el mundo, como la mayoría de la juventud de hoy. Conocerán a Jesucristo y el amor de Dios.
Y para mayor gloria aún, te ha concedido una esposa, siete hijos y otro en camino. ¿Cuándo os conocisteis?
Llevaba ya diez años regenerado, feliz dentro de la Iglesia, en el Camino Neocatecumenal. Había recuperado mi oficio de herrero y contaba con un sueldo decente, pero estaba sumido en una egolatría, en un continuo buscarme a mí mismo. Rosa se trasladó a Ibiza por motivos de trabajo y empezó a caminar en mi comunidad. Allí nos enamoramos y nos casamos hace 10 años. Yo tenía 39 años y jamás pensé que pudiera llegar a formar una familia tan numerosa. Y desde luego, si mi matrimonio sigue vivo y renovado diez años después, es porque Jesucristo está en medio. Sé que es el fundamento absoluto tanto de mi persona como de mi matrimonio y de mi familia. Sin Él, nada de esto hubiera sido posible.
¿Tienes miedo de que tus hijos puedan caer también en las mismas trampas?
No, porque sé que pasarles la fe seriamente, les da una esperanza a su futuro; siempre tendrán una defensa frente a la presión de la sociedad para corromperlos, en Jesucristo y la Iglesia. Él si que no falla nunca. Quizá en su libertad, puedan alejarse, pero sabrán donde está la Verdad y la Vida. Y donde el Camino para volver.
¿Puedes afirmar, entonces, que Dios lo ha hecho todo bien contigo?
Todos estos acontecimientos tan escabrosos forman parte desde el primer momento de una gran historia de salvación, porque sé que, debido a mi gran soberbia, si no llego a ser rescatado de esta esclavitud de pecado, jamás hubiera conocido el amor de Dios ni hubiera vuelto a la Iglesia. Ninguno de mis hermanos como tampoco muchos amigos, que son mejores que yo, están viviendo esta maravilla que supone disfrutar de la amistad con Dios y de la ayuda del Espíritu Santo. Tanto Rosa, como los niños y yo queremos vivir haciendo la voluntad de Dios. Nos ha cambiado la vida, las dificultades son mayores. Es verdad que tener tantos hijos supone incomodidades, sacrificios; pero Dios da el ciento por uno y esta felicidad que disfrutamos no la he conocido ni cuando sucumbía a cuantos placeres ofrece el mundo. He experimentado que si dejo a Dios llevar mi vida, Él lo hace mucho mejor que lo haría yo. Entonces es cuando me siento verdaderamente libre.