En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera» (San Mateo 11, 28-30).
COMENTARIO
Continuamente siento tu llamada Señor. Sé que tengo que caminar hacia ti, contigo tengo que hacer mi camino para no perderme en medio de las voces de este mundo, en medio de los problemas de la vida.
Me alegra mucho escuchar hoy esta llamada tuya para aprender a ser manso y a ser humilde porque sin ti nada soy Señor. Tú eres mi esperanza, mi refugio, mi consuelo. Si tú no me ayudas a llevar la cruz de cada día, si tú no cargas con mis debilidades y pecados el camino se hace pesado y sinuoso por eso te ruego Señor que me des paciencia con mis flaquezas, que des consuelo a mis sufrimientos y que me ayudes a descansar en ti mis problemas y adversidades. Que nadie me robe la paz y la alegría que tú cada mañana de mi vida me regalas. Que pueda ver siempre el vaso de mi vida medio lleno porque tú llenas de esperanza mi caminar, mi vivir de cada día. Esa es tu promesa “…y encontrareis vuestro descanso…”. Sigo aprendiendo hoy lo que me enseñaste ayer, el auténtico descanso, la auténtica paz está en ti y contigo. Esa paz que ansía mi alma día tras día y que hoy se me hace presente, como decía el santo de Felipe Neri, “No te fíes de Felipe Señor que te la juego”; no te fíes de mi Señor y usando de tu misericordia agárrame fuerte de la mano para que no me desvíe de tu camino.
¡¡¡Buen día con nuestro Señor!!!