En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».(Mt 11, 28-30)
Lo primero que Jesús indica es «Venid a mi»; previamente ya había preguntado a sus apóstoles si querían seguirle, y Pedro le dice: ¿adónde iremos si no?, tu tienes palabras de vida eterna….Seguimos a tantos ídolos que no nos pueden dar la vida, que no tenemos ni tiempo ni oído abierto para escuchar a Jesús, que nos dice una vez más que vayamos a El. Precisamente cumplimos el tener que ir a El, pues estamos cansados y agobiados, como bien sabe Jesús, que nos conoce mejor que nosotros mismos.
Que maravilla el oír que Yo os aliviaré, pues en cualquier situación el alivio es algo que necesitamos.
El yugo que tantas veces nos hace ir donde no queremos, es suave en este caso para llevarnos a hacer su voluntad, pues Dios nos ama tanto que quiere que conozcamos el descanso del alma, como dice otra traducción del texto.