Ven,sé tú mi luz
por Pedro Jara Vera
ESTE ES EL TÍTULO CON EL QUE SE
PUBLICARÁ EL COMPENDIO
DE CARTAS RECOGIDO POR
EL POSTULADOR PARA
LA BEATIFICACIÓN
Y CANONIZACIÓN
DE LA MADRE TERESA,
FR BRIAN KOLODIEJCHUK MC.
EL TÍTULO ES BASTANTE
ELOCUENTE DE LO QUE REPRESENTA
ESTE MARAVILLOSO LEGADO,
LO CUAL COMENTARÉ
DESDE MI POBREZA
EN BREVES LÍNEAS
A pesar de que la mayoría de la humanidad ha conocido a Madre Teresa y
a las Misioneras de la Caridad por su servicio a favor de los más pobres,
Madre Teresa no ha sido una activista empeñada en una labor asistencial
sino, desde mi modesta opinión, una contemplativa, una enamorada de
Dios, que ha sabido ver la belleza del rostro de Cristo crucificado en los más
pobres de entre los pobres.
Sólo así se entiende su misión, encomendada a ella el 10 de septiembre de
1946, saciar la Sed de Jesús, “Tengo Sed”, en los más pobres de entre los
pobres. Una sed que experimentó Jesús en la Cruz, y no era lógicamente la
sed de agua lo que más le preocupaba desde el suplicio de la Cruz. Era sed
de almas, de ti y de mí.
Para Madre Teresa es el mismo Cristo el que se encuentra presente en la
Eucaristía, en el sagrario o en los pobres. La vida de las Misioneras de la
Caridad es una vida de constante contemplación, oración y adoración.
Madre Teresa apenas dormía cuatro horas. Comenzaba (y así lo hacen las
Misioneras de la Caridad) la mañana a las 4.30 con la oración, seguida de la
Eucaristía. Sólo después de encontrarse con el Cuerpo y Sangre de Cristo en
la Eucaristía podrían las Hermanas salir a la calle en su apostolado por los
más desfavorecidos. Durante toda la jornada son constantes, el rezo del
rosario (el cual realizan además las hermanas en cualquier desplazamiento),
la oración y la adoración ante el Santísimo. Es más, su propio trabajo de
apostolado mediante el cuidado de los pobres no es sino una oración constante,
lejos de ser una labor asistencial es como decía Madre Teresa, Amor
en Acción.
Madre Teresa solía decir: “Mi secreto es muy sencillo: rezo”
El grado de intimidad de Madre Teresa con Dios era tal que llegó a ser inspirada
para fundar las Misioneras de la Caridad mediante una visión, en la
que el mismo Cristo rodeado de unos pobres le pedía saciar su sed de
almas en los más pobres de entre los pobres.
TERESA DE CALCUTA,
UNA ENAMORADA DE DIOS
En sus cartas se podrá ver cómo el diálogo con
Dios era fluido, por ejemplo cuando Dios le pide
que le de santos para su Iglesia y ella confirma la
aceptación. Una petición que sin duda Madre
Teresa no ha dejado de cumplir. ¡Cuánta gente se
habrá salvado por su mediación!
Según ella todo comenzaba en la oración:
“ EL FRUTO DEL SILENCIO ES LA ORACIÓN,
EL FRUTO DE LA ORACIÓN ES LA FE,
EL FRUTO DE LA FE ES EL AMOR,
EL FRUTO DEL AMOR ES EL SERVICIO,
EL FRUTO DEL SERVICIO ES LA PAZ”
aceptó la Cruz de Jesucristo y la hizo suya
No nos podemos imaginar el sufrimiento profundo
que supuso para Madre Teresa cualquier sentimiento
de ausencia o alejamiento de Dios, la Noche Oscura.
Sólo una persona entregada y enamorada de Dios
puede sufrir como ella lo hizo. Sólo una persona
con tanta intimidad con Dios puede sentir de
forma profunda esa Noche Oscura del alma.
¡Cuántas veces pedimos al Espíritu Santo el Santo
Temor de Dios sin saber lo que significa! Ese
miedo a perder el contacto con Dios pues sin Él
nuestra vida no tendría sentido. Pues bien, Madre
Teresa experimento el Santo Temor de Dios, y esto
no es una debilidad, es un don del Espíritu Santo.
Su noche Oscura la acerca a figuras de la mística
como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz,
una noche tan necesaria en la purificación del
alma en su camino al Padre, a las verdaderas y
eternas moradas. Era sin duda una contemplativa.
Madre Teresa quiso compartir la Cruz de
Jesucristo y hacerla suya. No quiso acercarse a los
pobres sin hacerse pobre ella misma, viviendo la
pobreza evangélica con radicalidad absoluta.
Basta observar la pequeña habitación en la que
vivió en la Casa Madre de Calcuta, donde en apenas
dos metros cuadrados y sólo con un catre, ni
tan siquiera silla, estuvo al frente de las Misioneras
de la Caridad y su misión. Ella misma se remendaba
el sari y las sandalias cuando lo necesitaba.
ACEPTÓ LA NOCHE OSCURA
COMO SU CRUZ,
Y NO SE BAJÓ DE ELLA.
ANTES BIEN LA ABRAZÓ
Y PIDIÓ QUE DIOS
SE SIRVIERA DE ELLA
PARA DAR LUZ
Aceptó la Noche Oscura como su Cruz, y no se bajó de ella. Antes bien la abrazó
y pidió que Dios se sirviera de ella para dar luz “Come be my Light” a las personas
que se encontraran alguna vez en semejante oscuridad. No se bajó de la
Cruz y fue fiel a la misión encomendada a pesar de la oscuridad. Haber experimentado
el Amor de Dios como lo había hecho le dotaba de Esperanza, no la
esperanza humana que cuando más lejos está la evidencia más se atenúa, sino
la Esperanza teologal, que cuanto menos evidencia hay más se fortalece.
Madre Teresa abrazó su cruz con alegría, nunca perdió la sonrisa de la faz, la sonrisa
que ella consideraba como el instrumento más poderoso para cambiar el
mundo. En las cartas seremos testigos de dicha entrega extrema al averiguar cómo
Madre Teresa sumó un voto más, con permiso de su director espiritual, a los ya profesados
de pobreza, castidad, obediencia y servicio a Cristo en los más pobres de
entre los pobres, el voto de no negarle nunca nada de lo que Dios le pidiera.
Ella como Jesucristo pudo recitar desde su Cruz el salmo 21, “Dios mío, Dios mío
¿por qué me has abandonado?” Y sin embargo no se bajó de la Cruz.
Y cuantas veces nosotros nos alejamos de Dios y no lo sufrimos de la misma
manera, quizás porque nunca hayamos estado lo suficientemente unidos a Él.
Pidamos a Dios que nos envíe su Santo Temor de Dios para que nuestra intimidad
con Dios sea tal que podamos experimentar la vaciedad ante cualquier alejamiento
por nuestra parte.
“MI SECRETO ES MUY
SENCILLO: REZO”
En la habitación de Madre Teresa apenas hay objetos, pero hay dos que merece la pena destacar. Uno
es una imagen del rostro de Cristo crucificado. En dicha imagen, ante quien se vuelve el rostro, Madre
Teresa supo reconocer la Belleza del rostro de Cristo, la Belleza que salva al mundo. La belleza que supo
ver en cada leproso, moribundo, niño abandonado, persona en soledad o desheredada.
El segundo objeto es una corona de espinas trenzada por ella misma. Una corona que la identificaba
con la Pasión de Cristo, una pasión que ella quiso compartir sin reservarse nada.
Pues bien, madre Teresa murió en dicho cuarto, en su cama, el 5 de septiembre de 1997 mirando la
imagen de Cristo crucificado y agarrada a la corona de espinas que ella misma había trenzado. Así fue
como desde la Cruz también fue glorificada y llevada a la Casa del Padre.
un regalo de Amor.
Estas cartas suponen pues entrar en la intimidad de una santa, en su relación íntima con Dios. Son cartas
dirigidas a sus confesores y directores espirituales que se nos muestran como un regalo de incalculable
valor. Se las ha comparado a “Las Confesiones” de San Agustín o a “La montaña de los siete
Círculos” de Thomas Merton.
Lo que no cabe duda es que se necesitará mucho tiempo para leerlas de forma pausada, con amor y
no sin antes haber iniciado un periodo de oración. Sólo desde la humildad y la oración, y con cierto
rubor ante la intimidad, podremos abordar este Regalo de Amor, en el que podremos descubrir el profundo
Amor que Dios tiene al mundo regalándonos a Madre Teresa.
Os aconsejo profundizar más aún a través de:
http://www.motherteresa.org/Frbrianmcinterrhoreb.html
pjara@buscadlabelleza.org