Después de esto, sabiendo que ya todo estaba cumplido, para que la Escritura se cumpliera Jesús dijo: “Tengo sed”.
Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.
Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu. Jn 18,1—19,42
El evangelio de hoy es la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan. Quisiera mencionar la última frase que dice Cristo antes de expirar, “Todo está cumplido”. La palabra se ha cumplido, la escritura se ha cumplido, la profecía se ha cumplido, la voluntad del Padre se ha cumplido, el amor de Dios ha llegado a su plenitud.
La palabra en griego es Tetelestaí, que viene del verbo Teleo que significa completar, cancelar. En tiempos de Jesús, cuando se terminaba de abonar una deuda contraída se escribía en el libreto Tetelestaí, está cancelada toda la deuda. Y esto es lo que hace Cristo en la cruz, nuestra deuda ha sido cancelada con su sangre. La alianza entre Dios y los hombres había sido destruida por el pecado; según la ley estábamos condenados a la destrucción al no haber cumplido con nuestra parte; todos éramos reos de muerte pues Dios no podía contradecirse. Pero su amor supera toda justicia, su misericordia todo precepto. Por eso envió a su hijo al mundo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. Cristo, con su muerte, ha cancelado la condena que pesaba sobre nosotros, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, ha roto las cadenas que nos tenían sometidos al pecado y a la muerte de por vida y nos ha dado un libreto donde viene grabado con su propia sangre Tetelestaí (Cancelado).
Señor, que el único deseo de nuestro corazón sea hacer tu voluntad.
Feliz Pascua.
Jorge L. Santana