Con motivo de un viaje a Colonia para dar un retiro espiritual a las religiosas del Amor de Dios, he querido acercarme a la iglesia evangélica de Martín Lutero, con motivo de celebrarse este año el 500 aniversario de la Reforma. Es un espacio diáfano, sin adorno alguno, salvo un hermoso órgano. Pero me sorprendió el gran lienzo que colgaba en el ábside, que lo cubría enteramente, dedicado a los mártires y víctimas de las guerras.
Los colores cárdenos, rojos, violáceos, oscuros difuminados sobre todo el campo pictórico dejaban intuir el cuerpo de Cristo en la Cruz. El autor griego Cristos Costuras, como si quisiera recoger tanta sangre derramada, ha plasmado en un inmenso campo matices que, si se detiene la mirada, se llega a sentir el sobrecogimiento.
Como en un contraste de motivos, me invitaron a acercarme a visitar varias iglesias románicas para recorrer la ruta de los belenes de Colonia, que denominan el octavo sacramento. Escenas domésticas, costumbristas, históricas, se elevaban a paisajes navideños. Se podía contemplar desde un belén clásico con la representación del Misterio del Nacimiento hasta otros que se hacían eco del drama de los refugiados, o de la vida ciudadana.
Me impresionó el belén que montaron los scouts en la iglesia del Monasterio de Brauweiler, al que para verlo se debía entrar en una estancia semejante a la que habitan algunos refugiados.
En mi peregrinación navideña, pude detenerme ante otro belén solidario, presentado sobre una patera rescatada de las mafias, en el que se podía leer en diversos idiomas: “Jesús también está en la patera”. Pero lo que más me impactó fue el mensaje de esperanza que portaban todas las figuras, en medio de lo que significaba la experiencia de la deportación, de ser refugiado, migrante, y de haber salvado la vida de un naufragio. El texto obedecía a un escrito de Dietrich Bonhoeffer, cristiano protestante, quien precisamente murió martirizado por el nazismo. “Protegidos por el amor entrañable esperamos llenos de consuelo lo que nos pueda suceder, Dios está con nosotros en la noche y en la mañana y con toda seguridad en cada nuevo día” (Bonhoeffer, escrito en la cárcel de Berlín, 1944).
Àngel Moreno