Aún recuerdo —será porque gracias a Dios estoy vivo— que algún año de estos pasados, comunicándome con ustedes en diferentes medios, como ahora pero más joven, les escribía sobre añoranzas del día del “Corpus” celebrado en Toledo. Tiempos de Caballero Alférez Cadete haciendo escolta de honor al Santísimo por calles y plazas estrechucas, repletas de un gentío inmenso en actitud de respetuosa adoración al paso solemne de la Custodia.
Añoranzas de tiempos pasados con la tentación de considerarlos irrepetibles. Y no sin razón, porque “como la juventud que se va para no volver”, aquello son, sin remedio, añoranzas. Preciosas, pero añoranzas. Irrepetibles.
Lo que consideré, sin embargo, irrepetible, no eran tanto de tiempos pasados como de los actos que no creí volver a vivirlos públicamente como estos de la pasada procesión Adorote devote”. ver del Corpus Christi. Gozosa equivocación.
Día del Corpus en Valladolid. Capital de Castilla. Templo hoy en la calle. Acto y escena repetidos e incluso superados los de antaño. Capital de Castilla convertida en templo. Como en Semana Santa durante el Sermón de las Siete Palabras y procesión de la Pasión. Templo en la calle. Más que concurrido, abarrotado.
Hasta los pulsos se detienen en la Plaza Mayor. “La procesión se movía con honda calma…” . Se detiene junto al portón de entrada al Ayuntamiento. Silencio. Con movimientos pausados, solemnes, el sacerdote revestido con atuendos apropiados, se acerca a la Custodia. Silencio. Toma la Sagrada Forma, y con Ella junto al pecho la deposita, solemne, en el pequeño Altar improvisado. El pueblo absorto canta: “Tantum ergo sacramentum”… “Pange lingua…”. Se nota, se siente, el Señor está presente. Y para que no haya dudas, el sacerdote eleva la Custodia con el Corpus Christi. Silencio que se palpa durante la bendición. Solemne. Pausada. “Viva Jesús sacramentado” . Como un susurro clamoroso, pero susurro: “Viva y de todos sea amado…” , contesta el pueblo al unísono.
No, no son otros tiempos, no. Sucedió el día 22 de junio de 2014. Solemnidad cristiana del Corpus Christi. ¡Plaza Mayor de Valladolid! “Bendito sea Dios…”. Bendito sea su Santo Nombre…
La mi Carmen viene jadeante: “¡Que viene!”. Desde mi observatorio en el balcón, veo al que viene. Escoltado. El Corpus recorre algunas calles de este su Valladolid. Cada parroquia con su estandarte y numerosos niños con él que no ha mucho recibieron la primera Comunión. No son bizarros Caballeros Alféreces Cadetes; pero es escolta que agrada sobremanera al Señor, presente en la Custodia. Con respeto y sana envidia recuerdo mis años que, aún muy niño, recibí también por vez primera al Señor. Y con los niños de hoy me uno a la procesión. Lenta y larga, camina por calles y plazas el Señor de las calles y plazas de Valladolid. “Con honda calma no doliente” pasa justo por debajo de mi observatorio. “Adorote devote”, surge de mis adentros sin queriendo. Anciano y desde mi observatorio me hice, una vez más, personaje. Escolta desde mi forzosa quietud. “Adorote devote”. Caballero Alférez Cadete, niño vestido de blanco… , qué más da. El Señor de la Calle, está también en mis adentros. En la Custodia del alma desde que minutos antes lo recibiera sacramentalmente en la Comunión. Templo en la calle. Templo el cuerpazo del que en sus tiempos “rompió murallas”. Veintidós de junio de 2014; Valladolid se hizo Templo el día del Corpus. “Pueblo por pueblo y villa por villa, Valladolid es Castilla”. Y Toledo. Y España entera. ¡Feliz día del Corpus, España! Templo en la calle.
Carlos de Bustamante