1. En el Instituto nos han puesto un examen sorpresa de Literatura, la asignatura que peor se me da…
a) Bueno, haré lo que pueda. Mis compañeros están igual que yo, así que es cuestión de echarle un poco de cara e intentar hacer el examen lo mejor posible. Si no lo sé, me inventaré algo, lo importante es no dejar el folio en blanco.
b) Ya me parecía a mí que la mañana se me estaba dando demasiado bien… ¿y ahora qué? … a ver si puedo copiar algo del de al lado, que tiene cara de empollón…
c) ¡Qué horror! Me he levantado con el pie izquierdo. Esto me supera; me están entrando unos sudores fríos… me encuentro fatal. Lo dejo sin hacer, total, esta asignatura es insuperable para mí.
2. Hoy he tenido que ir a Urgencias porque haciendo deporte me he hecho un esguince en el tobillo, me ha dicho el médico que tengo que estar en casa, sin moverme, tres semanas… así que perderé los exámenes. Tampoco podré salir con mis amigos…
a) Bueno ¡qué le voy a hacer!, por lo menos no me he roto nada. Me quedaré en casa tranquilo/a, aprovecharé para hacer otras cosas que normalmente no hago: leeré, organizaré los apuntes, intentaré estar al día pidiéndoles los deberes a mis amigos de clase… Si no puedo salir ya vendrán mis amigos/as a verme. Hasta puedo organizar una quedada en mi casa, con hamburguesas y bebida, sin alcohol, claro.
b) ¡Vaya fastidio!. Tres semanas sin pisar la calle. ¿Por qué todo me pasa a mí.?.. Por lo menos el “tuenti” sigue ahí…
c) Me ha mirado un tuerto. ¡Vaya mierda de vida!. No podré hacer los exámenes y me quedarán por lo menos cinco… Menudo verano me voy a tirar estudiando. Y mis amigos, seguro que ni vienen a verme, ten amigos para esto…
3. Acabo de conocer al chico/a de mis sueños… he hablado con él dos palabras, pero suficiente para saber que es mi chico/a ideal…
a) Tengo que verle otra vez. A ver si organizamos una quedada y le digo a Andrés que le invite, parece majísimo/a. Yo creo que él/ella también se ha fijado en mí. Si quedamos más veces, seguro que acabo saliendo con él/ella.
b) Me gusta, pero seguramente no lo vuelva a ver más. Para qué darle vueltas. Seguro que tiene novio/a.
c) Es que ni me ha mirado, me ha dicho hola qué tal, por decir algo. Yo creo que no se ha dado cuenta ni de que existo. Además, cómo competir con esas/os con los que voy… son mejores que yo en todo, más simpáticas/os, más atrevidas/os, con menos complejos.
4. Mi madre me ha dicho que vaya a por mis hermanos pequeños a mi antiguo colegio a recogerlos. No me apetece nada, pero…
a) Bueno, así de camino, quizás vea a algún compañero de los que han repetido… y me echo unas risas.
b) Me parece que va a ir mi prima. Siempre me toca a mí hacerlo todo. Qué pasa, ¿que no hay más gente en la casa? Si voy, seguro que me hacen estar esperándoles más de media hora en el patio…
c) Paso. Yo de aquí no me muevo. Además, si voy no me darán nada a cambio… son todos unos desagradecidos. Que no tengan tantos hijos si no pueden ir a buscarlos. Los hermanos solo dan problemas. Ojalá fuera hijo/a único.
Soluciones:
Si has respondido a más de tres preguntas con la letra A: Eres una persona bastante optimista, tratas de sacar el lado positivo a cualquier situación que se te presente. ¡Enhorabuena!. La vida, vista desde esta perspectiva, es más agradable y menos problemática.
Si has respondido a más de tres preguntas con la letra B: Estás en periodo de maduración interior. Eres optimista hasta cierto punto porque conoces tus limitaciones y estas te pueden. Es importante que sabiendo cómo eres, intentes superarte con pequeños retos… no olvides que tienes una dignidad única, la de hijo/a de Dios, y esa no te la puede quitar nadie. Así que, ¡ánimo, que Dios nos quiere felices y contentos!.
Si has respondido a más de tres preguntas con la letra C: Lamento decirte que a tu pesimismo puede unirse la desconfianza, e incluso el egoísmo. Intenta con pequeñas cosas ir cambiando tu forma de comportarte con los demás. Mira el lado bueno de los demás, que lo tienen. ¿Sabes una cosa? El que más se da a los otros, ese es el más feliz. Y las personas felices son también, las más atrayentes… porque a nadie le gusta estar con un muermo. Así que, si me permites el consejo, primero, reconcíliate contigo mismo, intenta averiguar por qué estás así con los demás, busca la causa de tu amargura… busca ayuda si es necesario. A veces basta acercarse al sacramento de la reconciliación, para que la cara te cambie… otras veces, además, hay que pedir perdón, y perdonar de corazón. Es la única manera de recuperar la paz interior, de querer y sentirse querido.