En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener» (San Lucas 8,16-18).
COMENTARIO
Una vez más, buenos días hermanos en Cristo.
En el Evangelio de hoy, el Señor Jesucristo nos invita a poner la luz en al candelero para que todos puedan verla.
En otro pasaje nos dice que somos luz del mundo.
Pero tenemos que tener muy claro que ninguno de nosotros tiene luz propia. Debemos ser un reflejo de la luz del Señor Jesucristo, como la luna refleja la luz del sol.
Y el candelero es la Cruz al cual no podemos subir con nuestras fuerzas. Necesitamos la ayuda del Señor.
Una persona en sufrimiento, si lo ofrece en silencio al Señor, puede estar iluminando muchísimas almas.
El Señor nos pone los deberes para hoy y para nuestras vidas, reflejar, desde la Cruz, su Luz Salvadora.
Un abrazo en Cristo.
El Señor nos bendiga, nos guarde todo mal y nos lleve a la Vida Eterna, Amén.