Celebramos el aniversario del nacimiento de Darwin, y el de la publicación del libro de El Origen de las Especies. Muchas veces se ha creado una controversia entre Darwin y sus detractores. ¿A qué se debe esta polémica? ¿Ha existido evolución? ¿Cómo ha ocurrido?
Es necesario tener en cuenta que una cosa es hablar de la evolución y otra de cómo y por qué ocurre la evolución. Que ha ocurrido la evolución no se niega: teniendo en cuenta los datos – que según vamos a estratos cada vez más antiguos hay formas más sencillas, más primitivas, de vida – quien niegue ese hecho obvio no está actuando racionalmente. Es claro que ha habido evolución.
Respecto a la segunda pregunta: ¿Cómo ocurre la evolución? Primeramente preguntémonos ¿cómo apareció la vida? y la respuesta es: «nadie lo sabe». Ni dónde, ni cuándo, ni cómo. Hay una manera de hablar que suena muy lógica, que viene a decir, que si hay los elementos adecuados en una charca primitiva y esos elementos puede ser que se produzcan en la atmósfera por descargas eléctricas, etc., entonces se producirá la vida espontáneamente. Eso suena muy lógico hasta que uno lo examina en detalle.
Decía un biólogo recientemente: Yo les voy a dar una situación todavía más positiva. Voy a comenzar con un frasco con agua pura y voy a meter ahí unos cuantos millones de células vivientes. Luego voy a usar una batidora y deshacer todas esas células. Entonces en ese líquido estarán todos los elementos necesarios para la vida. Pues ahora siéntense ustedes a esperar a que se forme una célula viviente. No se forma. De modo que no basta tener todos los elementos necesarios para la vida para que se forme la vida. Es parecido a decir que tengo todas las letras del alfabeto en un saco y esperar a que se forme una poesía. No se va a formar por su cuenta. Por eso uno de los físicos que estudió el tema, muy famoso, Sir Fred Hoyle, comentaba que decir que la vida, la primera célula, aparece por azar es la teoría de la chatarrería y el huracán. Ponía el siguiente ejemplo: tengan ustedes una chatarrería, un campo con centenares de trozos de plásticos, de hierro, de metal, con tornillos y todas las cosas. Viene un huracán, revuelve todo aquello y deja un Jumbo listo para volar. ¿Quién se lo cree?
Una célula es más complicada que una galaxia. Mucho más complicada que la Vía Láctea entera. ¿Hay algún cálculo de probabilidad de que se forme por azar el ADN? Sí, hay un cálculo, lo han hecho unos cuantos físicos (yo tengo el libro). El cálculo dice que habría una probabilidad en un número que se escribe con un uno seguido de ciento veintiséis ceros. Para que nos demos cuenta de lo que es ese número, sepan que el número de partículas elementales que se calcula existen en todo el universo observable es un uno seguido de noventa ceros. Pues habría que multiplicar ese número por un trillón de trillones y entonces tal vez habría una probabilidad en ese número. Y ¿qué probabilidad hay de que se forme por azar el genoma humano? Una probabilidad en un número que se escribe con un uno seguido de doce millones de ceros.
Estos son cálculos hechos por científicos, no por filósofos o teólogos. De modo que decir que la vida debe aparecer espontáneamente, siempre que haya unas cuantas sustancias químicas adecuadas en un charco, es no tener ni idea de lo que se está diciendo. El primer problema que no resuelve la teoría de la evolución es por qué aparece la vida. Ha habido científicos que, dándose por vencidos, dicen: la vida debió aparecer de alguna manera, que no sabemos, en algún otro lugar del universo y nos vino desde allá. Y eso naturalmente no es responder.
Segundo problema: ¿Cómo ocurre la evolución? Por cambios genéticos. Esos cambios genéticos al azar deben producir nuevos órganos que funcionan. Luego entra en juego el medio ambiente y los que tienen una mutación orgánica que permite sobrevivir mejor en un entorno dado son los que sobreviven, y los otros no. Primero ¿Cuál es la forma de vida más elemental que existe? Una célula sola. ¿Han desaparecido las células sueltas cuando hubo nuevas formas más complejas de vida? No. Durante tres mil millones de años toda la vida en la Tierra fue sólo microbios, células sueltas. Cada uno de nosotros tiene todavía en su intestino más microbios que seres humanos hay en todo el planeta. De modo que las formas más elementales de vida no han desaparecido.
Hubo luego seres vivientes con una cáscara dura externa: almejas, caracoles marinos, trilobites. ¿Han desaparecido esos cuando vienen los vertebrados? No, hoy siguen existiendo. ¿Han desaparecido los seres sin esqueleto cuando aparecen los que tienen esqueleto? Tampoco: siguen estando ahí. El mismo medio ambiente es el mar para una medusa, para un microbio, para una almeja, para una sardina, para un tiburón, para una ballena. ¿Por qué en el mismo ambiente hay esa variedad de formas? ¿Cuál es la mejor adaptada al medio ambiente? Todas están igualmente adaptadas y son muy distintas.
Por si esto fuese poco, me dicen los biólogos que una mutación no sirve de nada. Para que un organismo tenga una nueva capacidad, un nuevo órgano que le permita sobrevivir mejor, tienen que darse en el mismo organismo muchas mutaciones simultáneamente y de una manera coherente. De modo que se habla de evolución por lo que han descrito sus proponentes como un equilibrio puntuado. Durante tiempos muy largos se van acumulando mutaciones hasta que llega una situación crítica, ya de muchas mutaciones que se complementan, y entonces hay un cambio que puede ayudar al organismo. Es enormemente improbable que en el mismo organismo coincidan muchas mutaciones adecuadas -todas al azar- para dar lugar a una nueva función, a un nuevo órgano. Pero el problema no termina ahí: dicen luego los biólogos que si esa situación ocurre sólo en un organismo no tiene probabilidad alguna de perpetuarse, que tiene que ocurrir en miles de organismos simultáneamente y eso es prácticamente imposible ni calcular que tenga probabilidad alguna. Por tanto una cosa es decir que ha habido evolución y otra que entendemos cómo ha ocurrido… ¿Por azar? ¿porque sí? No lo entendemos.
Lo que hay es, desde un punto de vista lógico, la necesidad de reconocer que los órganos tienen una función, que tienen algún tipo de finalidad. El ojo no se entiende si no es para que forme imágenes. El corazón no se entiende si no es como una bomba aspirante-impelente para mandar la sangre por el organismo y así sucesivamente. Pero la ciencia no puede hablar de finalidad, porque nunca puede demostrar ni que exista ni que no exista. Por tanto, tan equivocados son los que dicen que la ciencia demuestra que ha habido una finalidad en toda esa evolución, como los que dicen que la ciencia demuestra que no la ha habido. Sólo se justifica que hablemos de azar cuando no podemos dar una razón, pero el azar no es una fuerza física. ¿Se puede medir el azar con un experimento? No. ¿Se puede poner el azar en una fórmula matemática? Tampoco. El azar es solamente una manera más culta de decir «porque sí», pero no explica nada. Por eso la ciencia tiene que reconocer sus límites, que son muy obvios, especialmente en la evolución vital, y no puede negar lo que no puede ni experimentar ni en sentido positivo, ni en sentido negativo.
La ciencia tampoco puede explicar el paso de vida no inteligente a vida inteligente. ¿Por qué? Porque para un científico la materia se define por sus operaciones. Materia es todo y solo aquello que actúa por una al menos de las cuatro fuerzas reconocidas (la gravitatoria, la electro magnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil) y lo único que pueden hacer esas cuatro fuerzas es modificar a la materia ¿Alguna de ellas puede explicar una poesía? No.
¿Alguna de ellas puede explicar el que yo tengo libertad para decidir lo que hago? No ¿Alguna de esas cuatro fuerzas puede explicar que yo pienso? No. Entonces no me digan que por evolución de la materia aparece el hombre espontáneamente con inteligencia y libertad, porque ninguna de las actividades de la materia explica eso. De la misma forma, decir que la inteligencia aparece espontáneamente cuando hay suficiente cerebro va en contra de todo lo que es dato científico.
Hay personas, bien documentadas en medicina, que tienen una situación que se llama de hidrocefalia. En esos casos la cavidad craneal está en su mayor parte llena de un líquido acuoso, y un hidrocéfalo típicamente tiene solo la décima parte de tejido cerebral de lo que tenemos normalmente. ¿Lleva eso consigo que sean tontos los hidrocefálicos? No. Pueden ser más listos que cualquiera. Hay un caso que tengo yo documentado con todos los datos de la persona que es y quién lo estudió. Un estudiante de matemática pura, publicando artículos en revistas de alto nivel profesional de matemática pura, con una cabeza un poco demasiado grande para lo normal. Alguien tuvo la curiosidad de pedirle que le dejase estudiar su cerebro. Le hicieron una serie de radiografías y equivalentes y resulto ser un caso de hidrocefalia. Su corteza cerebral era solo la décima parte de lo normal y era un muchacho no solamente muy listo, sino perfectamente normal desde el punto de vista de relaciones humanas. Por otra parte, el delfín tiene más cerebro que nosotros y el elefante más todavía. No piensan, no producen arte.
De modo que muchas explicaciones que se dan de la evolución son demasiado pueriles y superficiales. Se ha dicho que el hombre tiene más cerebro y por eso es más inteligente. ¿Por qué tiene más cerebro? Porque tenemos la cabeza sobre un tronco muy vertical y así el cerebro puede desarrollarse muy bien. ¿Quién tiene un cuello muy vertical? Una jirafa, un avestruz. No se distinguen por su inteligencia.
Otros han dicho que como el hombre tiene la capacidad de producir sonidos modulados, tiene la capacidad de hablar, tuvo que desarrollar la inteligencia para tener algo que decir: eso es poner el carro delante del caballo. También puede hablar un loro en diversas lenguas si le enseñan, pero sigue sin tener nada que decir.
Todas esas son respuestas absurdas, que se detienen en algo periférico pero no ven el problema profundo. El problema profundo es que la misma ciencia no se puede explicar si no en términos de una realidad no material, y esa realidad no material, lo que llamamos el espíritu humano, no puede venir por evolución material. La materia sólo da materia y esto no tiene prueba alguna en contra, de ningún dato científico. Quien diga lo contrario tiene que explicar cómo ocurre ese paso de no inteligencia a inteligencia y nadie lo ha hecho.
Se habla a veces de la informática de una manera equivalente y se dice que un ordenador ya tiene inteligencia sólo con corrientes eléctricas. Es pura falta de lógica decirlo. ¿Qué es un ordenador acabado de hacer en la fábrica? Es un ladrillo: tiene que haber alguien que le ponga un programa, y el programa tiene sentido para el que se lo pone y para el que aprende a usarlo, pero no tiene sentido para el ordenador, y el ordenador sigue sin saber lo que hace, ni tener interés alguno en hacerlo. Por eso como dijo un gran físico, un ordenador es simplemente un tonto muy rápido y no existe inteligencia artificial.
Roger Penrose escribió un libro sobre ello, La Nueva Mente del Emperador, donde se ríe de la inteligencia artificial. Dice que no es que hoy tengan poca inteligencia los ordenadores, tienen cero y seguirán sin tenerla. Aun que nosotros hablamos de una forma antropomórfica y decimos «mi ordenador tiene mucha memoria». También tiene mucha memoria mi cajón de la mesa: puedo meter allí muchos papeles escritos. ¿Qué importa que se escriban los datos sobre papel o en dominios magnéticos? La memoria sólo es memoria si es conciencia de conocimiento previamente adquirido. ¿Tiene conciencia de conocimiento adquirido el ordenador? No.
Yo he oído a un profesor de la Universidad Complutense decir en público que bastaban las corrientes eléctricas en el cerebro para explicar la inteligencia. Y entonces yo dije también en público: Cuando usted ve un programa de televisión ¿qué hay en el televisor? «Sólo corrientes eléctricas y lo mismo ocurre en el cerebro». Y cuando le aburre el programa, ¿llama usted a la compañía eléctrica y se queja de la calidad de las corrientes o le echa la culpa a la persona que hizo el programa? Parece absurdo que alguien de nivel universitario considere que es lo mismo el modo de trasmitir información que el contenido de información. Las corrientes eléctricas son un modo de trasmitir información, como lo es el papel y la tinta, pero ni lo uno ni lo otro determinan el valor de esa información y ese contenido.
Con esto creo que ya tienen una base para juzgar un poco lo que es y no es correcto e importante al hablar de la evo lución del universo y de la evolución de la vida. Gracias.