Mike Aquilina y Marta Morales
El nombre de los ángeles no es un nombre de naturaleza, sino de función: significa «mensajeros». Los ángeles son «espíritus destinados a servir, enviados en misión de favor de los que han de heredar la salud» Hb 1,14
El Salmo 91,11-12 dice: “porque ha dado órdenes a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos. Te llevarán en sus palmas para que no tropiece tu pie en piedra alguna”.”
Los ángeles aparecen numerosas veces en la Biblia, más aún en el Apocalipsis. Los Padres de la Iglesia son los primeros comentadores de la Biblia, y conocían bien la actividad de los ángeles. Clemente de Alejandría, que escribe a fines del año 100 está muy interesado en los ángeles. Un ángel es una criatura de Dios, son espirituales, son inmortales, inmateriales. Son espíritus puros. Son seres angélicas. Tienen principio, fueron creadas por Dios, “en el principio Dios creó el cielo y la tierra”, eso significa que crea seres espirituales y materiales. Dios dijo que se hiciera la luz, no hablaba de sol pues no había nada, habla de luz. El Apocalipsis habla de la caída de las estrellas, de la caída de los ángeles.
Difieren entre sí en muchas cosas. Cada ángel es de una especie diferente. Su trabajo es glorificar a Dios sirviéndonos de un modo profundo. Son contemplativos y activos (lo mismo a lo que estamos llamados).
Los ángeles son diferentes unos de otros pero no sabemos exactamente en qué. Los ángeles tiene diferente rango, hay jerarquía en los servicios. Clemente de Alejandría decía que hay tres jerarquías en el cielo y se reflejan en la jerarquía de la tierra: Papa, obispos, sacerdotes. Creemos en una jerarquía evangélica porque aparece en la Revelación, en los Padres y en Santo Tomás de Aquino.
Los tiempos de nuestro Señor muestran que había un gran interés en el tema de los ángeles, lo sabemos por los papiros del Mar Muerto. También nos habla de ellos el Antiguo Testamento.
La primera vez que encontramos la palabra “ángel” es en el Génesis. Agar se fue al desierto con su hijo, pensaba que iba a morir, vive una agonía, y se encuentra con un ángel que le dice que regrese con su ama, que su hijo será padre de un gran pueblo. Agar no es parte de la tribu de Abraham, es una esclava egipcia, y un ángel la conforta y le da esperanza. San Lucas dice que un ángel vino a confortar a Jesús en Getsemaní. Necesitamos saber que el camino al cielo es a través del sufrimiento con la asistencia de los ángeles. Son testigos de nuestra agonía. En la antigüedad los niños no contaban y Jesús dice que sus ángeles miran el rostro de Dios.
Un señor tenía un hijo con una voluntad fuerte y fue difícil educarlo. Narra: “Empecé a confesarme cada semana y le contaba porque mi hijo me desesperaba”. El sacerdote aconsejó: “La próxima vez que tu hijo entre en tu habitación, saluda a su ángel custodio antes de saludarlo a él. Si su ángel te ayuda todo cambia”. Pensaba en él como hijo de Dios al que Dios da un ángel, lo cual me llevaba a respetarlo más. Los ángeles, como seres sociales, operan mejor cuando tienen nuestra cooperación, nuestro consentimiento. Un ángel no puede forzar nuestra voluntad. Basta decirle: “Ángel de la Guarda, ayúdame”. Son mensajeros, ayudan a la comunicación en el matrimonio y en la comunicación con los hijos.
Sabemos que al principio Dios les dio la elección entre servirlo o no y que algunos dijeron: “No te serviré”, y estos son los ángeles caídos o demonios. No sabemos como se origino esta situación, sólo sabemos que unos siguieron al servicio de Dios y otros por rebeldía, soberbia y desobediencia pasaron al servicio del mal. Dieron su consentimiento con todo su ser irrevocablemente. Tienen intelectos superiores y cuando se equivocan, lo hacen a fondo y las consecuencias son devastadoras. Ahora ya están confirmados en la decisión que hicieron.
Los ángeles son defensores fuertes, son enviados para ayudarnos en la batalla diaria. No deberíamos tener miedo de los demonios; pueden mover cuerpos, quieren apantallarnos, pero hay que recordarles qué son y quiénes somos nosotros. Hay que guardar distancia y rechazarlo sin establecer un diálogo. No hay que preocuparnos por la presencia del mal en el mundo.
Santa Teresa dice: “De nada huye más el demonio que del agua bendita”. Basta hacer la señal de la cruz y confesarse para que inmediatamente se alejan.
San Gabriel arcángel se le aparece al profeta Daniel y éste cae con su rosto en tierra. Se aparece a la Virgen y le llama “llena de gracia”.
Cuando Cristo se encarna nuestra relación con los ángeles cambia. Hablan con San José, los vemos en la concepción y el nacimiento de Cristo, van con los pastores y les sirven proclaman la gloria de Dios, cuando Cristo ayuna 40 días ellos le sirven, confortan a Cristo en Getsemaní, los ángeles guían a San Pablo en la evangelización.
Un vínculo intimo enlaza el mundo terrenal con el celeste en el cielo los ángeles celebran una liturgia perpetua a la que se asocia en la tierra la liturgia de la Iglesia. Cantamos al menos dos cantos aprendidos de ellos: el Gloria, que es lo que cantaron los ángeles en el nacimiento de Cristo y cantamos el “Santo, santo, santo”, canto que Oseas oyó y San Juan lo mismo y lo relata en el libro del Apocalipsis. Cuando vamos a Misa vamos al Cielo, cantamos los cantos del Cielo pues estamos allá durante la Misa.
Cuando estemos en el Cielo reconoceremos a nuestro Ángel Guardián.