Hoy Siria es sinónimo de guerra, muerte y desesperación. A diario vemos imágenes de bombardeos y gente corriendo por las calles llevando en brazos a sus muertos. Allí continúa una guerra que está superando todos los niveles de violencia y crueldad. En mitad del conflicto, la Iglesia permanece fiel al Evangelio, sin posicionarse del lado de ningún bando, ya que su objetivo es la paz. Esto, lejos de ser una ventaja para los cristianos, les hace estar en el punto de mira de los extremistas. Antes eran ciudadanos de segunda en un país de mayoría musulmana; ahora viven hostigados y sobreviven gracias a la ayuda de las organizaciones caritativas de la Iglesia, como Ayuda a la Iglesia Necesitada, fundación internacional de la Santa Sede que apoya a los cristianos en países donde son perseguidos o sufren necesidad.
La guerra civil siria resulta ser un panorama difícil, enrevesado, lleno de intereses implícitos en el que se mezclan aspiraciones políticas e ideas religiosas fundamentalistas. En realidad, estamos ante una guerra en la que se miden las fuerzas chíies y suníes, las dos ramas principales del Islam. Los primeros son fieles al régimen de Damasco, apoyados por Irán, los extremistas libaneses de Hezbolá, Rusia, China y otros países de corte comunista. Los segundos son los rebeldes sirios, quienes reciben ayuda de Al-Qaeda y otras formaciones terroristas suníes. A estos rebeldes también les apoyan en distinto grado Turquía, los países occidentales y los países árabes del golfo Pérsico, como Qatar.
Hoy, tras dos años de enfrentamientos, el panorama es poco alentador. Ya hay más de cien mil muertos, un millón y medio de refugiados y cuatro millones de personas desplazadas. La guerra civil siria se ha convertido en el conflicto armado que más refugiados ha producido en los últimos veinte años.
La Iglesia Católica está presente en Siria desde los primeros años del cristianismo. Fue de camino a Damasco, capital de Siria, cuando San Pablo escuchó la voz de Jesús que lo llamaba “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Al comienzo del conflicto sirio, los cristianos eran en torno al 10 % de la población. Un total de un millón de personas, que constituían una de las mayores minorías dentro de los veintiún millones de habitantes de Siria. En la actualidad estos datos son imprecisos, pues muchos cristianos han huido del país por la guerra y por las amenazas de grupos islamistas. Los cristianos se encuentran en medio de un fuego cruzado, no se posicionan del lado de ningún bando, su apuesta es por la paz. Sin embargo, esto no hace que sean respetados.
ayuda de emergencia desde AIN
Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) es una fundación pontificia que ayuda pastoralmente a la Iglesia necesitada o que sufre persecución en cualquier parte del mundo. Fue promovida por el Papa Pío XII e iniciada por el P. Werenfried van Straaten en 1947, ante la gran necesidad que había en Europa tras el final de la II Guerra Mundial.
En aquel momento los cristianos alemanes vivían desperdigados en campos de refugiados a un lado y otro del “telón de acero”. El P. Werenfried comenzó a recorrer los pueblos de Holanda y Bélgica recogiendo alimentos, bienes de primera necesidad y ayuda económica para los refugiados alemanes. En una ocasión consiguió llenar varios camiones con lonchas de tocino, un alimento muy común entre las familias belgas y que aportaba muchas calorías. Fue entonces cuando recibió el cariñoso sobrenombre de “Padre Tocino”.
La tarea era complicada, pues los refugiados alemanes eran «los enemigos de ayer». Sin embargo, la obra fue ampliándose con el paso de los años y hoy cuenta con oficinas en 17 países y desarrolla proyectos en 140. Los objetivos principales de la fundación son la recaudación de fondos para financiar proyectos de ayuda pastoral y para la evangelización, informar y concienciar de la situación de la Iglesia que sufre y es perseguida; y fomentar la oración por todos aquellos que sufren por su fe y claman ayuda.
El último grito de auxilio proviene de la ciudad de Homs (Siria), para la que AIN ha aprobado una ayuda de 30000 euros para alimentos y bienes de primera necesidad. Esta ayuda se suma a las realizadas en ocasiones anteriores, que alcanzan ya la cifra de un millón de euros. El arzobispo de la diócesis de Homs, Mons. Theóphile Georges Kassad, ha manifestado su gratitud a Ayuda a la Iglesia Necesitada por “tanto amor y amistad con las personas que sufren”. “Realmente les necesitamos. Ustedes pueden ser como María, que ayudó al Jesús abandonado, porque ciertamente estamos abandonados. Necesitamos su ayuda y oraciones. Recen por nosotros y por la paz en Siria”, afirma Mons Kassad.
Homs parece una ciudad fantasma. “Hay tiroteos diarios. Escuchamos constantemente la explosión de bombas y el ruido de las armas de fuego, especialmente por la noche”, asegura el Padre Ziad, uno de los dos jesuitas que todavía viven en la ciudad de Homs. “Desde hace seis meses estamos asediados, confinados. En realidad no tenemos qué comer, y así todos los días”, afirma. A pesar de la difícil situación, no pierden la esperanza. “Las iglesias siguen tocando las campanas para los que quieren rezar y todo el mundo viene para asistir a Misa”, asegura el P. Ziad. “A pesar de la violencia y el odio nuestra labor va a continuar. La Iglesia en Siria no deja de sembrar esperanza en los corazones de los sirios. Su presencia es importante en este ambiente para mostrar que la vida es más fuerte que la muerte; que el lenguaje del amor es más fuerte que el de las armas”.
la Iglesia Católica siria ante la UE
El pasado mes de junio, una delegación de la Iglesia Católica de Siria se ha reunido en Bruselas con la Comisión Europea, organismo legislativo de la Unión Europea. La delegación siria estaba liderada por el Patriarca greco-melquita católico de Antioquía, Gregorio III, que ha afirmado: “La contribución de los cristianos durante siglos en la economía y la sociedad y nuestra tradición de convivencia puede servir como auténtico puente entre las distintas denominaciones musulmanas”. El Patriarca de Antioquía también ha asegurado ante más de doscientos europarlamentarios que “seguimos siendo independientes, sin tomar partido por nadie en este conflicto, sino más bien buscando la paz para todos”.
El P. Ziad Hilal, uno de los últimos jesuitas en Homs, ha afirmado a la Comisión Europea que “se piensa que, dando armas a la oposición se equilibra el campo de batalla, pero es una ilusión: el otro lado también tiene aliados. Nunca habrá un equilibrio sino un incremento de la guerra” y añadía, “la región está inundada de armas. Incluso los niños llevan armas. Si ellos no empiezan las negociaciones inmediatamente, la masacre y las olas de desplazados vendrán”.
A su vez, los miembros de la UE han asegurado a la delegación siria que tienen intención de continuar buscando una solución diplomática de la crisis y mantener el canal comunicativo con los cristianos de la región. El presidente de la Comisión Europea, el belga, Herman Van Rompuy, también ha intercambiado palabras de afecto y agradecimiento con el Patriarca Gregorio III.
el caso del P. Murad, asesinado
Un caso reciente de asesinato de cristianos en Siria ha sido el del sacerdote franciscano, el P. François Murad. Tenía 49 años y fue asesinado el pasado 23 de junio, cuando un grupo de rebeldes islamistas atacaron el convento de Gannasieh, al norte de Siria, donde estaba refugiado.
En las últimas semanas están circulando por Internet numerosos videos con ejecuciones de supuestos cristianos en Siria. El más cruel es uno donde aparece la decapitación de tres hombres a sangre fría. Algunos medios han afirmado que los fallecidos podrían tratarse de los dos obispos ortodoxos sirios secuestrados desde abril, aunque otras informaciones apuntan a que uno de los asesinados pudiera ser el P. Murad. Ayuda a la Iglesia Necesitada ha confirmado que se sigue sin tener noticia del paradero de los dos obispos y, desde la Custodia de los Franciscanos de Tierra Santa, se asegura que no se trata del hermano Murad.
El hermano Murad, al poco de ser ordenado sacerdote, empezó la construcción de un convento para los Hermanos de San Simeón el Estilita en Alepo en 2011. Era su sueño. Escribía así a AIN: “No para nosotros, sino para nuestro Señor Jesucristo, queremos construir una casa que sea el lugar más sagrado de Siria, para honrar su nombre y para que se haga presente en medio de los innumerables hermanos pobres de nuestro país. Una vez más llamamos a la puerta de Ayuda a la Iglesia Necesitada, la única puerta que está abierta para nosotros, ya que no hay otra organización que nos ayude”. AIN ayudó en su día todo lo que pudo al padre Murad, gracias a la colaboración de los benefactores.
es Cristo mismo quien sufre
El Papa Francisco tiene muy presente a las víctimas de la guerra de Siria, como así puso de manifiesto en un mensaje público dirigido a la población cristiana de este país: “La Iglesia se siente llamada a dar testimonio humilde, pero concreto y eficaz, de la caridad que ha aprendido de Cristo, Buen Samaritano. Todos pensamos en Siria. Cuánto sufrimiento, cuánta pobreza, cuánto dolor de Jesús que sufre, que es pobre, que es arrojado de su Patria. ¡Es Jesús! Veamos a Jesús que sufre en los habitantes de la querida Siria. ¡La iglesia no os abandona!”.
“Para la Santa Sede, la actividad de las Agencias de caridad católica es extremadamente significativa: ayudar a la población siria, más allá de las diferencias étnicas o religiosas, es el modo más directo de contribuir a la pacificación y edificación de una sociedad abierta a todos sus componentes. También hacia esto tiende el esfuerzo de la Santa Sede: construir un futuro de paz para Siria, en el que todos puedan vivir libremente y expresarse según su particularidad”.
Josué Villalón
Ayuda a la Iglesia Necesitada (Madrid)