La revista Buenanueva quiere manifestar su satisfacción por las declaraciones de los obispos en la gran celebración del día de la Sagrada Familia, el domingo 30 de diciembre de 2007 en la Plaza de Colón de Madrid, y en ocasiones diversas después hasta el día de hoy. Nuestro más ferviente apoyo a las recomendaciones de nuestros pastores, que nos señalan los prados de fresca hierba y nos previenen de los caminos pedregosos donde solo encontraremos sequedad. Los poderes públicos y muchos medios de comunicación hacen como que se rasgan las vestiduras manifestando que la Iglesia no debe “meterse en política”. Y ¿qué es política? ¿Es política decidir si una persona debe vivir o debe morir? ¿Es política definir a partir de hoy el matrimonio como la unión de cualesquiera dos adultos y porque sí? ¿Es política usurpar el deber de los padres de educar a sus hijos según sus convicciones morales y religiosas? ¿Es política hacer que los hijos de los demás crean y piensen como a papá Estado le parezca bien? ¿Es política promover las relaciones sexuales promiscuas entre los jóvenes? La Iglesia no se mete en el terreno de lo temporal, de lo mundano, que corresponde a los poderes públicos. Por el contrario, son los poderes públicos los que han entrado a saco en el campo de la moral, de la conciencia, de lo trascendente, de la vida y de la muerte. Y ahora hacen como que se sorprenden de que la Iglesia no se quede callada. Ante esta intrusión, nuestros pastores han hecho lo que debían hacer, valientemente, haciendo honor a sus vestiduras y obedeciendo las palabras del Señor: “Apacienta mis ovejas”. Porque las ovejas acechadas por lobos se están dispersando.
Ante la atrocidad del aborto, la sinrazón del divorcio exprés, la antinatural ideología de género con su matrimonio homosexual y su elección de género, los anuncios ya anticipados de eutanasia, la manipulación embrionaria, la adoctrinadora Educación para la Ciudadanía…, ¿debe un cristiano permanecer callado cuando sabe que todas esas acciones, aunque sean legales por estar sancionadas por leyes positivas, le hacen un mal profundo al hombre? ¡No! Jesús no se calló la Verdad y por eso lo mataron. ¿No será que tenemos miedo? Pues, “no temas, pequeño rebaño mío” (Lc 12,32).
Invitamos, desde estas humildes páginas, a todos los católicos, creyentes en Dios y personas de buena voluntad, a no dejarse engañar por una lectura superficial de los acontecimientos, a no dejarse convencer por la demagogia del lenguaje, ni anular por antiguos prejuicios y complejos, o por el “qué dirán”.
Dios nos ha rebelado la Verdad en Cristo, su Hijo. Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Y esta gracia no es para quedársela, sino para manifestarla al mundo entero.
“…Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,19-20).