En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros» (San Juan 15, 9-17).
COMENTARIO
En este evangelio que pone la iglesia en el día de la fiesta de San Matías hay tres cosas en las que merece la pena fijarse. Lo primero es el amor que Dios nos ha tenido en su hijo Jesucristo y este amor es fuente de alegría. El amor de Jesucristo es un amor entrañable que nos pide correspondencia.
Por otra parte este amor es el que nos pide que nos tengamos entre los cristianos. El amor entre los cristianos es la forma en que los demás nos reconocerán como discípulos de Jesucristo. En los primeros tiempos la gente decía de los cristianos: “mirad como se aman”. En los Hechos de los Apóstoles San Lucas dice que los cristianos tenían un mismo pensar y un mismo sentir. Y Jesucristo mismo dice “amaos como yo os he amado, en esto conocerán que sois mis discípulos”. El mundo de hoy necesita ver este amor entre nosotros porque si no no creerán en Dios y no sabrán que Dios ha enviado a su hijo Jesucristo para salvarlos.
En tercer lugar, la condición de discípulo no es un compromiso personal que parte de nosotros. Es un don de Dios que nos ha elegido: “no me habéis elegido vosotros a mi sino que yo os he elegido a vosotros”.
Matías fue propuesto junto con otro para agregarse al grupo de los doce apóstoles, que oraron para que Dios les mostrase a cual elegía. La condición que pusieron para proponerlo fue que tenía que haber sido testigo de la resurrección de Jesucristo. Porque Jesucristo resucitado no se apareció a todos, sino solo a los que habían estado con él. Todos los cristianos nos apoyamos en el testimonio de los apóstoles. Que San Matías interceda por nosotros para nuestra fe esté cada vez más firme en el amor y las promesas de Dios.