El pasado 26 de marzo, Madrid dijo un rotundo sí a la vida. La unidad de todas las asociaciones convocantes y participantes (más de trescientas) ya ha sido el primer éxito de esta iniciativa, las cuales han decidido convertir este evento en una cita anual, tal y como sucede en muchos otros países.
Personalmente, estoy convencido de que el mejor mensaje que debemos transmitir a la sociedad es, precisamente, el de la unidad. Si no… ¿Cómo vamos a ser capaces de atraer a los indecisos, a los desinformados, a los «comodones», e incluso, a los contrarios.
«Sí a la Vida» es y será el lema para este y para los futuros años; un mensaje que pretende la defensa de la vida desde su concepción hasta el final de la misma de forma natural. La defensa y reivindicación de la vida como el principal derecho humano. No se irá ni contra nada ni contra nadie. Debe ser siempre una manifestación o celebración netamente positiva.
Lo único que se pretende es reivindicar y luchar por esa verdad gozosa, a diferencia de la «cultura de la muerte, con la que nos bombardean todos los medios de comunicación, por y desde los diferentes estamentos políticos de nuestra sociedad.
Esta ha sido la primera vez que hemos llamado a la gente a salir a la calle sin un asunto latente que les hubiera hecho mover como un resorte a manifestarse. Esto, junto con la convocatoria al unísono de otras setenta concentraciones en todo el territorio nacional, ha podido hacer que la asistencia fuera una auténtica sorpresa hasta media hora antes de la cita. Finalmente, gracias a Dios, fue un verdadero éxito.
Pero de lo que no cabe duda es de que el mero hecho de decir un rotundo «Sí a la Vida» en toda España, junto con el trabajo que día a día cada asociación va realizando, va a ser ese continuo recordatorio, a todos y a cada uno de los españoles, de que esto no va a parar hasta que a la vida se le de la importancia absoluta que tiene.
Importancia que tenía ayer, que tiene hoy y que tendrá siempre.
vencer al mal con el bien
Debemos estar bien alerta a estas llamadas a celebrar un bien tan “extraordinario” con es el de la Vida. No podemos ni debemos acomodarnos pensando que “ya otros saldrán a la calle por mí”. Es imprescindible el contar con todos y cada uno de los que estamos convencidos de este valor tan preciado pero sin embargo tan vulnerable.
Que Dios quiera que no nos pase como nos cuenta el Evangelio de Mateo:
«¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:
«Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado.
Porque puede surgir el problema, o la propia “contradicción de los buenos”, de gente de bien que pueda caer en el error de criticar si se hace algo, así como se critica si no se hace nada.
Nuestra firme voluntad y convencimiento es celebrar el Día Internacional de la Vida con esa Alegría que haga transmitir al mundo que cualquier vida merece la pena. Si no es así y no nos convencemos sinceramente que al “mal se le combate con abundancia de bien” no sólo caeremos en el error de un voluntarismo que no nos lleve a nada, sino incluso a olvidarnos del “Dios de las cosas” preocupados por los innumerables quehaceres, aunque sean “las cosas de Dios…”
La “batalla de la Vida” la tenemos ganada. Pero esa convicción y el sabernos dejar en manos del Santo Abandono, no nos dispensa de la Prudencia, pero sí debe hacernos desterrar la inquietud.
Ante todo creer que Dios cuida de nosotros y de cada una de sus criaturas. Pero debemos de convencernos plenamente de que no son menos necesarias la acción y la previsión personales. Todo lo demás, sería tentar a Dios.
Y como no podemos dejar a Dios el cuidado de hacer lo que nos ha ordenado cumplir por nosotros mismos, para eso están todas las asociaciones Provida, cada una en su especialidad o campo determinado, trabajando día a día defendiendo la causa de la Vida.
De la misma forma que todos y cada uno de los hombres y mujeres de bien debemos luchar, defender y hacer defender, por la defensa de ese Bien. Cada uno dentro de sus posibilidades, aunque sea apoyando, difundiendo o simplemente colaborando económicamente con las asociaciones. La suma de muchos pocos es la posibilidad de la consecución de las metas necesarias para permitir que puedan trabajar las asociaciones que, todas sin discusión, tienen como único fin la defensa de la Vida en toda su dimensión y etapas.
Porque, no lo olvidemos nunca, el Abandono no es una espera ociosa, ni un olvido de la Prudencia, ni una perezosa inercia…
Os esperamos a todos, sin dudarlo, el próximo 24 de marzo de 2012 en la II Celebración del Día Internacional de la Vida.