En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos». (Mateo 28, 16-20)
«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra»… Jesucristo tiene todo poder, Dios Padre le ha exaltado sobre todo nombre, así, «al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, y en el abismo y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre» (Filip. 2, 10-11). Si esto es así, ¿de qué tenemos miedo? Él ha vencido a la muerte, y la muerte ya no tiene ningún poder sobre él, ni sobre nosotros si acogemos su Palabra y la ponemos en práctica. Hermanos, Cristo Jesús nos ha obtenido la salvación, esta unión con el Padre a un precio altísimo, al precio de su sangre… recuerdo ahora a un sacerdote viejecito con el que me confesaba, que me decía: «Mucho le has costado al Señor, conviértete y cree en el evangelio».
Hoy Jesucristo nos dice «Yo estoy con vosoros hasta el fin de los tiempos. Tened valor, yo he vencido al mundo». Qué gratificante, qué paz dan estas palabras. Yo he vencido al mundo, y por tanto, vosotros también lo venceréis si permanecéis en mí. Esto es lo que viene a decirme Jesucristo, que con su Espíritu santo yo voy a poder vencer al maligno, a sus seducciones, a sus engaños, y que podré permanecer en el Amor de mi Padre. Y no perderé la paz, su Paz.
Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como la da el mundo… la paz de Cristo Jesús es una pasada. Poco tiene que ver con la paz que tiene cualquier persona alejada de la fe. La paz de Cristo es otra cosa, te hace ver la vida con esperanza; en medio de los embites del mundo esa paz alegra el corazón, y te hace ver los acontecimientos con ojos nuevos. Todo tiene un sentido, hermanos, nada sucede por casualidad, todo es para bien de aquellos a los que Dios ama. Tened la certeza de que no estamos solos y mantened los ojos fijos en nuestro Señor.
Ánimo, si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?.
La Paz.