“El reino de los cielos se parecerá a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.” (San Mateo 25, 1-10).
COMENTARIO
Hoy celebramos a quien demuestra que la gracia puede más que la naturaleza. Quien era judía, se convierte al cristianismo. La profesora de filosofía y colaboradora del filósofo alemán Edmund Husserl, entra en un Carmelo en la ciudad de Colonia. Pero sobre todo, quien es mujer da el testimonio valiente del martirio en el campo de exterminio nazi de Auschwitz.
Edith Stein, conocida como Teresa Benedicta de la Cruz, es testigo del amor de Dios, por el que deja tierra, casa, familia, enamorada de Cristo. Lectora de Santa Teresa de Jesús y de San Ignacio de Loyola, dio el paso a la fe al ver celebrar a un sacerdote anciano. Dicen que una vez entró en una iglesia, al tiempo que lo hacía una mujer que llevaba su cesta de la compra, y al verla rezar, sintió que la iglesia estaba habitada.
En la persona de Edith se concentran identidades, que siendo un tanto contrapuestas, en ella se muestran compatibles. Santa Teresa Benedicta, proclamada patrona de Europa por san Juan Pablo II, comparte el patronazgo con Santa Catalina de Siena y con Santa Brígida, mujeres contemplativas, enamoradas del Señor.
PROPUESTA
Invoquemos la intercesión de Santa Teresa Benedicta de la Cruz por Europa, por el pueblo judío, y por la paz.