«¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?» Y Jesús les respondió: «¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David cuando sintieron hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?» Y les dijo: «El Hijo del hombre es señor del sábado» (San Lucas 6, 1-5).
COMENTARIO
Solemos proyectar sobre el cristianismo los códigos de moral precristianos, y muchas personas huyen o se apartan de la fe porque interpretan que si se adhieren a la Iglesia se verán sobrecargados con preceptos.
El cristianismo no es un judaísmo prolongado, ni un código de moral, que al cumplirlo se pueda uno sentir satisfecho porque ha alcanzado la perfección. El cristianismo se funda en Jesucristo, y Él se presenta hoy como “Señor del sábado”.
Es frecuente interpretar que si eres cristiano tienes que ir a misa los domingos, tienes que cumplir con los preceptos de la Iglesia, tienes que comportarte moralmente… Y no obstante, que un cristiano se distinga por su código moral, la razón no es tener que cumplir los preceptos, sino haberse encontrado con Jesús, y como seguidor suyo brota el deseo de imitarlo.
Hoy, se nos invita a reconocer a Jesús como a Señor, y a la vez a gustar la libertad que supone no quedar atávico a preceptos moralistas, sino a sentir la libertad del Evangelio y el privilegio de la fe.