Simone Troisi y Cristiana Paccini, Nacemos para nunca morir, La historia de Chiara Petrillo, Ed. Palabra, mayo 2015.
El relato de este matrimonio amigo de Enrico y Chiara, está sorprendiendo al mundo, si tenemos en cuenta las ediciones en espaňol, francés e inglés que ya se han hecho. A mí me ha conmocionado, dando respuesta existencial a la pregunta sobre el matrimonio, ¿qué es?, ¿cuales son sus riquezas?, ¿que nos dice en estos dias de crisis de fe e identidad?
Se han dado cita en Roma centenares de personas: cardenales, obipos, familias, para reflexionar junto con el Papa Francisco, en el reciente Sinodo sobre la Familia, No son solamente los desafios que la amenazan lo que la hace estar de actualidad, es porque inopinadamente ha sido puesta sobre la cima del monte y se nos está invitando a mirarla para que veamos «¡cómo se aman!»
La familia de Enrico y Chiara nos abre su corazón y su casa para acompaňarles en un éxodo marcado por el Amor más grande, fuerte, limpio, atento a la voluntad de Dios, y para decirnos proféticamente que El está con nosotros en cada una de las circunstancias de nuestra vida, y más aún si de la Cruz gloriosa se trata. Por dos veces, Chiara rehúsa abortar ante un diagnóstico prenatal que presentaba las malformaciones físicas de sus hijos María Gracia Leticia y David Giovani. La primogénita padece de anencefalia, al segundo hijo le faltan órganos internos y externos vitales. La apertura decidida a la Vida está aqui marcada por un No a la muerte, y un No a la posesion del otro, frontal, sin dudar un momento.
Estamos ante una serie de decisiones heróicas – inexplicables sino fueran fruto de una conciencia sin fracturas y de la comunión de un amor esponsal que se nutre del Amor de Cristo presente en el Sacramento del Matrimonio -. Tener la hija en estas circunstancias; aceptar el segundo embarazo que traeria fuertes probabilidades de ser tambien dificil, como lo fue; y luego de la breve vida de estos dos hijos engendrados para la Vida Eterna en el Bautismo, volverse a quedar embarazada de un tercer hijo sano que arrebataría la vida de la madre. La Iglesia, Cuerpo visible de Cristo Resucitado, es un Vivo retrato de la comunión entre el Padre y el Hijo, que en el Espíritu son Uno. No un retrato, es su Persona misma hecha carne, es el Amor hecho visible, porque el otro es Cristo. Es la Acción de Dios que se compadece, misericordiosa, que ofrece hacer obras de Vida Eterna a los creyentes. Entre éstas: dar la vida. Y no hay amor más grande que el del que da la vida por sus amigos. No es la única reflexión que inspira la vida de la familia de Enrico, Chiara, María Gracia Leticia, David Giovani y Francisco, otras muchas irán surgiendo al filo de la historia que viene.
No me extraňa que se haya querido ver en esta familia un Gólgota en el que, no sólo la Muerte y la Resurrección de Cristo se hacen presentes, sino un Gólgota en el que la Iglesia Madre recibe de Cristo la tarea de engendrarle hijos en la fe, y por Amor. Me refiero a la maternidad espiritual de Chiara. ¡Gracias pequeña!
Juan Ignacio Echegaray
1 En el original italiano: Siamo nati e non moriremo mai piu.