Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, pregunto a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas”. Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy?” Tomando la palabra Pedro le dijo: “Tú eres el Mesías”. Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días”. Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevo aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpo a Pedro: “¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!” (San Marcos 8, 27-33).
COMENTARIO
Se me ocurre que son tres los asuntos que nos trae hoy la buena noticia que tenemos delante:
1º ¿Qué dicen los que nos rodean acerca de quién es Jesús de Nazaret?
2º ¿Quién decimos nosotros que es Jesús de Nazaret?
3º ¿Para qué nos sirve Jesús de Nazaret y qué nos aporta?
– Si preguntamos o sale la conversación acerca de la religión o acerca de quién es Jesús, nos encontramos multitud de respuestas y entre las más frecuentes están las de aquellos a los que no les provoca ningún interés. Entre el resto de las respuestas podemos observar las que tienden a considerarlo un buen hombre, acaso un buen filósofo, o un gran hombre que pasó haciendo el bien, un revolucionario social, o un profeta tal como en el Evangelio se nos refiere. En general no se le concede mayor importancia porque tiene que ver con la religión y se acepta que hay muchas religiones y todas tienen su verdad y son semejantes.
– Si esta pregunta se nos hace a nosotros los que estamos cerca y acaso nos llamamos creyentes, resulta que nos encontramos con tantas respuestas como personas a quienes preguntemos. Nos encontraremos con respuestas tales como: es el Mesías, es el Señor, el que lo cura todo, el Salvador, el que me lo da todo, el que lo ve todo y todo lo juzga, el que nos perdona todo, el que nos abre las puertas del cielo, y así un largo etcétera.
– El tercer asunto es muy importante porque según las respuestas que demos en este punto planteamos la existencia de Dios en el mundo.
Nos llegan varias noticias y entre ellas destacan: el cambio climático, epidemias, leyes para regular la eutanasia, incendios descomunales, tormentas incontroladas, tifones, volcanes en erupción, abusos de todo tipo, malos tratos que llevan a la violencia y a la muerte, y suicidios, muchos suicidios, y ante todo esto y algunas cosas más, tenemos la sensación de que aparece el miedo en el mundo y entre las personas que nos rodean también.
La experiencia del encuentro con Jesús de Nazaret tiene como consecuencia inmediata el saludo que Él hace “no tengáis miedo”, esta es la frase con la que se presenta a los discípulos. Este encuentro sirve para darnos cuenta de que tenemos miedo ante las cosas que escapan a nuestro control, por tanto conocer a Jesús de Nazaret nos ayuda a perder el miedo y nos capacita para recuperar tranquilidad, confianza, seguridad y valor.
Os animamos a buscar, a pedir, a investigar, a que os dejéis interpelar por esta Palabra, a no poner impedimento para encontraros con Jesús al que llamamos Mesías, el mismo que nos ama hasta el punto de haber dado la vida por cada una de nosotros sin hacer acepción de personas. Nos quiere tal como somos, dándonos la capacidad de reconocernos como hermanos y poder amar a los demás como Él nos ama.