CAP XXVI
Usted cree tener muchos problemas pero sólo tiene uno. Usted diría que una persona que no puede conducir, que no puede manejar un ordenador, que no puede dibujar, que no es capaz de distinguir entre un buen cuadro y uno malo, que no puede percibir con facilidad situaciones de peligro, que le resulta difícil moverse por lugares desconocidos, que no puede elegir por sí solo la ropa para vestirse… tiene muchos problemas, pero no es cierto, sólo tiene un problema que es ciego y no puede ver.
Lo mismo le ocurre a usted que cree tener muchos problemas e incluso muchos pecados, pero sólo tiene uno que no quiere ver. Lo que usted no quiere ver es que en el fondo de su corazón tiene un sentimiento de no ser completo, que algo le falta y que ha estado intentando conseguirlo toda su vida.
Pero lo único que le falta es saber quién es usted, pero como no lo sabe y necesita moverse en el mundo, ha adoptado papeles y personalidades diferentes para con diferentes personas y situaciones, identidades que para mantenerlas vivas le han tomado todo su tiempo y le han causado innumerables problemas, decepciones, irritaciones y enfermedades.
Usted no se ha dado cuenta que el día que le dejó su novia sintió que ya no era nada, que el día que fracasó su negocio ya no era nada, que el día que perdió a su ser querido perdió parte de usted, que desde que no consiguió terminar sus estudios o sus proyectos se siente incompleto, que como no tiene suficiente dinero no puede ser ni manifestar su grandeza, etc.
Tal vez no está aquí para resolver todos los problemas que usted tiene, ¿ha probado a dejar de juzgar lo que le pasa como bueno o malo? Deje de juzgarlo todo y de valorarlo todo especialmente lo relacionado directamente con usted, no se va a asfixiar por ello. Lo que está sucediendo alrededor simplemente es correcto. “Dejar” se puede hacer mentalmente en todo tiempo y condición, no es cuestión de hoy o de mañana, o de uno o dos días a la semana. Sólo hay que considerar el cuerpo, la mente y el corazón como pertenecientes a Dios, y ofrecérselo a Dios en cada momento. Esto es lo que significa “dejar”.
Usted sólo tiene un problema, cree que no es completo y no tiene aquello que le correspondería porque no sabe quién es.
¿Acaso no le ocurre que en el fondo no cree ser un hijo de Dios, que se ha hecho usted a sí mismo, que su entendimiento constituye una poderosa aportación a lo que usted es, o que Dios espera que usted cambie? La única dificultad que usted tiene procede de su arraigada convicción de que no es digno hijo de Dios y esto no es sino la decisión de ser lo que usted quiere hacer de sí mismo.
Usted es la Voluntad de Dios. No acepte otra cosa o negará la verdad. No se invente personajes para usted y acéptese a si mismo tal como Dios dispuso que fuese. Por favor deje de ser lo que no es, no necesita demostrar nada a Dios ni a los hombres, ni a usted mismo, descarte el temor a no ser nada. Haga esto y verá cuanta grandeza y bendición hay en usted y terminarán sus problemas.
Lo que ocurre es que si termina con sus queridos problemas tal vez piense que termina con su razón de ser. Eso no siempre es fácil de aceptar.
J.J. Prieto Bonilla.