Palabra esta de progresismo, progresista o, simplemente, “progre”, que por uso y abuso de ella puede que incluso hayamos perdido el sentido de lo que significa. Progresismo que, según a lo que con el calificativo se haga referencia, la riqueza de nuestro idioma le otorga significados diferentes.
Imposible que el simple relator de hechos —¡no tan simple, oigan! — exprima en su totalidad las múltiples ocasiones en que el término es aplicable. Para evitar los “troncos” que acostumbro, me limitaré al “ismo” en tan solo tres campos: el religioso; el político; y el de cómo puede vivirse en lo ordinario de cada día. O sea, una costumbre adquirida. Dejo, pues, al más y mejor conocimiento del posible lector (¿)la inmensa variedad de aplicaciones del “verbo” tan de moda.
Puesto que, sin queriendo, he delimitado campos, he de tratar del progresismo desde cada uno, al menos, de ellos:
-Religioso: Como todo cuanto ha de vivirse de forma ordenada (ya saben, lo opuesto al desorden) creo que debe de ser preciso sujetarse a alguna norma. Y desde este punto de vista, “háylas”: serán, digo, todas aquellas que procedentes de la jerarquía de la Iglesia en los órganos de esta competencia vayan estableciendo para seglares-laicos o ministros sagrados o clérigos.
El solo sentido común me dice, que por muy brillante que pudiera resultar saltarse estas normas para dejar al propio ingenio añadir o modificar lo que las normas nos indican, pudiera ser merecedor del apelativo progresista o “progre”, con cierta guasa. Más aún si la norma quedase modificada en lo sustancial, ajustada al propio criterio y no en el de la Sagrada Congregación que dictó tal norma. Desde esta perspectiva, insisto en que por muy brillante que parezca al inventor-transgresor, podrían aplicársele las palabras del Papa Francisco pronunciadas en una de las últimas homilías en la Misa celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta. En ellas nos exhorta “a no tenerle miedo a la libertad que nos da el Espíritu Santo e ir hacia adelante, ¡sin caer en un `progresismo´ adolescente”!”. Pues eso.