“Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. Se nos ofrece además una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social” (Pablo VI, 5 de enero 1964).
A la luz de la Sagrada Familia de Nazaret, vemos las posibilidades que ofrece vivir en familia, a la manera de Jesús, María y José.
La familia es el icono de la vida de Dios, relación de amor permanente interpersonal.
La familia es el espacio donde cada persona es valorada por ella misma, por lo que es, y no solo por lo que hace.
La familia es la casa a la que se puede volver siempre, sin miedo al reproche, a pesar de los éxodos y las emancipaciones.
En la familia se experimenta la gratuidad del amor y la generosidad permanente que superan la ley de la reciprocidad.
En la familia siempre hay tiempo para una conversación personal, para mirar a los ojos y para escuchar atentos la dificultad de cada miembro.
En la familia cristiana se hace presente el modo de vida de Jesús, el Hijo de Dios, en su paso por nuestro mundo.
En la familia siempre se encuentra el espacio cálido donde restaurar las heridas del corazón.
Un código para la convivencia familiar lo dicta el Papa: “Permiso, Gracias y Perdón, tres palabras clave en las familias” (Francisco).