El Papa celebró en la mañana del domingo una multitudinaria Misa en la Plaza de San Pedro, engalanada como un jardín con flores y plantas llegadas de Holanda. Francisco recorrió en papamóvil la plaza, saludando y bendiciendo a las más de 150 mil personas presentes. Otros miles de fieles siguieron la ceremonia a través de pantallas, instaladas en las calles aledañas.
«¡Cristo ha resucitado, vengan y vean!» Es el anuncio que el obispo de Roma hizo resonar en su mensaje pascual, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, abrazando a toda la familia humana: «El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte».
El Papa reiteró que «en toda situación humana, marcada por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es sólo una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido… «Vengan a ver»: El amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza en el desierto».
Con esta gozosa certeza, el Santo Padre invocó la ayuda del Señor resucitado para todos los que sufren, en especial debido a los conflictos, los inmensos derroches, las enfermedades, la extrema pobreza, los cristianos que sufren persecución y los secuestrados en diferentes partes del mundo. También pidió el Santo Padre por «Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna».
Y por la paz en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el futuro del País.
Renovando luego su felicitación pascual, que extendió a los numerosísimos fieles que en tantos países siguieron la celebración a través de los medios de comunicación, el Papa alentó a llevar a todas las familias y comunidades el alegre anuncio de que ¡Cristo nuestra paz y nuestra esperanza ha resucitado! Agradeció