Si queréis, dadme oración,
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
sólo hallo paz aquí:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme, pues, sabiduría,
o por amor, ignorancia,
dadme años de abundancia,
o de hambre y carestía;
dad tiniebla o claro día
revolvedme aquí o allí:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Si queréis que esté holgando,
quiero por amor holgar.
Si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando.
Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?
Decid, dulce Amor, decid:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme Calvario o Tabor,
desierto o tierra abundosa,
sea Job en el dolor,
o Juan que al pecho reposa;
Sea viña fructuosa,
o estéril, si cumple así:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Sea José puesto en cadenas,
o de Egipto adelantado,
o David sufriendo penas,
o ya David encumbrado,
sea Jonás anegado,
o libertado de allí:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Esté callando o hablando,
haga fruto o no le haga,
muéstreme la Ley mi llaga,
goce de Evangelio blando;
esté penando o gozando,
sólo Vos en mí vivid:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?
Amén.