Es la petición que hace Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba, en su carta pastoral titulada “Llegan las vacaciones”.
No todo el mundo tendrá vacaciones. No todo el mundo encontrará días para descansar en los próximos meses calurosos del verano. Pero llegados a estas fechas muchos han planeado y están disfrutando ya de un merecido descanso. De una manera u otra, en los días de verano disminuye la actividad organizada y viene un tiempo más relajado en los compromisos y en las tareas, y por tanto, puede haber tiempo para el descanso, aunque sólo sea cambiando de ocupación. Empecemos por los niños. Acabado el curso escolar, se organizan actividades de todo tipo para llenar el tiempo de vacaciones, alternando tiempos para dormir más, la convivencia en familia, algunas tareas escolares, la piscina y el juego, etc. Son muy numerosos los campamentos, convivencias, jornadas, colonias de verano para niños, adolescentes y jóvenes. Y son muy útiles ciertamente. El contacto más directo con la naturaleza, el compañerismo vivido más intensamente, la vida austera que da el campamento fuera de las comodidades de casa, las catequesis que se reciben y las Misas que se celebran, las actividades que se realizan implicando activamente a todos, etc. Todo ello es un ingrediente de crecimiento, que no todos pueden tener, pero que llega a muchos miles de niños, adolescentes y jóvenes durante el verano.