¿De dónde viene la apropiación indebida de la vida, decidir por cuenta propia de la muerte – no de un enemigo -, sino de la del propio hijo, de la de un padre, o una madre? Padres que matarán a sus hijos, el aborto, hijos que matarán a sus padres, la eutanasia. Esta furia homicida sigue llevando seres humanos a desaparecer en cenizas y humo, por millones.
Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: “Ven”. Miré entonces y había un caball
o verdoso, el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía. Se le dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar. Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron. Se pusieron a gritar con fuerte voz: “¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?”… se le dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que esperasen todavía un poco, hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos que iban a ser asesinados (sic) como ellos. (Ap 6, 7-11).
Vamos a leer pausadamente algunas frases lapidarias del filósofo lituano, Emmanuel Levinas (1906-1995), entresacadas del Capítulo Rostro y Ética pp. 210-214, de su obra Totalidad e Infinito, París 1961, Sígueme 1987; Salamanca 2002 (6a Edición).
< La estructura formal del lenguaje anuncia la inviolabilidad ética del Otro, (…) su “santidad.”
Un no rotundo a la lucha de clases, que conlleva licencia para matar al oponente, es el trasfondo de las reflexiones sobre la “resistencia ética” de Levinas, quien fue formado en su juventud en el más estricto materialismo dialéctico, puesto en práctica con la lucha de clases.
< La “resistencia” del Otro no me hace violencia, (…) tiene una estructura positiva: ética.
<El rostro se niega a la posesión, a mis poderes. En su epifanía, en la expresión, lo sensible (…) se resiste a la aprehensión (…) el rostro me habla (…) la profundidad que se abre en esta sensibilidad modifica la naturaleza misma del poder, que no puede ya aprehender, pero puede matar. (…) El homicidio (…) el ser del Otro, no puede ser suprimido por la apropiación>. (…)
<Sólo el homicidio pretende la negación total (…) Matar no es dominar, sino aniquilar, renunciar absolutamente a la comprehensión>.
<El homicidio ejerce un poder sobre aquello que se escapa al poder. (…) <Yo sólo puedo querer matar (…) a aquel que sobrepasa infinitamente mis poderes>.
<El Otro que puede decirme soberanamente no, se ofrece a la punta de la espada o a la bala del revólver>.
Dice Levinas, que el Otro agredido, hambriento, o sediento, la viuda y el huérfano, el inmigrante clandestino o no, no ofrecen una resistencia desproporcionada a la violencia del agresor, ya que queda inerme frente al ejercicio de un poder impuesto con el bisturí, la PDD, la inyección letal, el horno crematorio, las fieras del circo romano. Pero sí que <(…) me opone (…) la trascendencia misma de su ser (…) lo infinito de su Trascendencia>. <Este infinito, más fuerte que el homicidio, ya nos resiste (se trata de la resistencia ética) en su rostro, y su rostro es la expresión original, es la primera Palabra: “No matarás.”
<Lo infinito paraliza el poder con su resistencia infinita, al homicidio, que duro e insuperable brilla en el rostro del Otro, en la desnudez total de sus ojos, sin defensa, en la desnudez de la apertura absoluta de lo Trascendente (…) la resistencia del que no presenta resistencia: LA RESISTENCIA ÉTICA>.
<La epifanía del rostro suscita esta posibilidad de medir lo infinito de la tentación de homicidio (…) como una imposibilidad – puramente ética <- de esta tentación y tentativa. Si la resistencia al asesinato no fuese <ética sino real (…) tendríamos una percepción (…) subjetiva>.<Permaneceríamos en el idealismo de una conciencia de la lucha y no en relación con el Otro (…) La epifanía del rostro es ética (…) presupone la Trascendencia>.
Es curioso que los ideólogos de la liberación, se oponen a ésta intuición levinasiana. Argumentan con desprecio, calificando su posicionamiento como el de un ‘europeo’, que no entiende la realidad latinoamericana.
<El ser que se manifiesta asiste a su propia manifestación. (…) me llama. Esta asistencia, no es lo neutro de una imagen, sino una (…) solicitud <que me toca desde su miseria y desde su Grandeza>.
El pensamiento talmúdico, ha sido integrado en la reflexión de Levinas, con la misma espontaneidad que el dato de la fe en Jesucristo en Søren Kirkegaard, o en los personalismos de inspiración cristiana posteriores a él. El cristianismo no es un sistema filosófico, simple gnosis. Es una Persona, la Buena Noticia de Alguien, Jesucristo, que te dice la verdad de lo que te está pasando: por qué tienes miedo a la muerte, a perder tu belleza corporal, tu estatuto social, tu trabajo, el aprecio del vecindario, prefieres matar. Y ese precio, ¿quién lo pone? Dicen: la sociedad. No. Aquel que por el miedo a la muerte, mantiene al hombre en situación de esclavitud, es decir el diablo. (Cfr.Hb 2, 14).
La misma Carta a los Hebreos, – como hemos recordado -, dice que a tí, y a mí, Cristo nos liberó de esta tiranía mediante su muerte en Cruz. Y aniquiló, redujo a la impotencia al Señor de la muerte – es decir al demonio, un Faraón peor -, y a tí y a mí nos liberó de semejante esclavitud, que por no querer perder nuestro look, ni los afectos familiares, matamos.
El segundo y definitivo éxodo: Llegada la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. (Cfr. Jn 13, 1).
Pesah: Pasar a la otra orilla.
Cristo “salió “ del Pretorio hacia el Gólgota, nos dice San Juan afirmando al detalle el nuevo éxodo. Jesús salió, cargando con su Cruz, voluntariamente, para enfrentar la Muerte y vencerla. ¿Te extrañas? Seria de risa, si no fuera un drama. ¿Cómo vencieron David a Goliat, Gedeón a los amorreos, Sansón a los filisteos? Para entrar en la Tierra Prometida, los israelitas tuvieron que aprender a luchar, no con geopolíticas ni alianzas con poderosos, ni con el jarrete de los caballos. Con trompetas y al clamoreo del teruah, se desplomaron las murallas de Jericó. ¡Por Elohim y por Gedeón! Luchando siempre en condiciones de desigualdad desproporcionadas, contra unos enemigos que, en el fondo, siempre se las tendrán que ver con Dios.
La debilidad de una mujer, Judith, es la que vence a Olofernes, general de las tropas de Nabucodonosor. Porque a Dios le complace derribar del trono a los poderosos y ensalzar a los humildes.
No temió la vergüenza de la Cruz, el ser sacrificado fuera de la ciudad santa. Porque ahí estaba su Gloria, en la que se manifiestó que la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los poderosos. La Cruz de Cristo y del cristiano es el Icono del Amor más grande, signo de victoria sobre el último enemigo en ser vencido: la Muerte.
No resistáis al mal, amad a vuestros enemigos, ¡vengo pronto!
¡Maran atha!, ¡Ven Señor Jesús!. El Esposo y la Esposa dicen ¡Ven!, el que oiga diga ¡Ven!
<Manifestarse como rostro es imponerse más allá de la forma (…) como la rectitud del cara a cara (…) va hacia la Altura y hacia la Humildad del Otro. El ser que se expresa se impone (…) al llamarme desde su miseria y desde su desnudez, – desde su hambre -, sin que pueda hacer oídos sordos a su llamada (…), en la expresión, el ser que se impone no limita sino que promueve mi libertad, al suscitar mi bondad>.
<”Dejar a los hombres sin alimento, es una falta que ninguna circunstancia atenúa.” (Rabí <Yochanan, Tratado Synhedrin, 104b, <in TI, 214.)
<Ante el hambre de los hombres, la <responsabilidad sólo se mide “objetivamente. Es irrefutable. El<rostro (…) es una obligación (…) funda así la verdadera universalidad de la razón (…) EL PLANO ÉTICO. PRECEDE AL PLANO DE LA ONTOLOGÍA>. (TI, 210-214).
Ahora se cumple un tercer Éxodo, la salida de nuestras tumbas y de nuestros pecados, porque el cristianismo tampoco es un código moral, es una Buena Nueva: que en Jesucristo Dios estaba amando al hombre-enemigo al extremo de entregar a su Hijo, su Único Isaac, para hacerse cargo de nuestra total incapacidad de amar al débil, al Otro, al pecador, menos aún cuando nos juzgamos al experimentar un “cargo de conciencia”. La Misericordia de Dios se ha manifestado al pecador, al darnos en Cristo Resucitado de la muerte, gratuitamente, su mismo Amor. Para darse Él. La Eternidad de su Amor.
“Nuestros cuerpos, cuando reciben la Eucaristía, dejan ya de ser corruptibles, pues tienen la esperanza de la resurrección.” San Ireneo, Con
tra las herejías, Libro 4, 5.
La primera Palabra del Verbo: se ha cumplido el tiempo. La segunda: conversión. El Reino de los cielos ha llegado ya. La tercera es la fe: creed en el Evangelio.
Éste Éxodo definitivo, que concierne a las víctimas
de la Shoah, Marc Chagal lo ha pintado: Cristo Crucificado y Glorioso, al frente de una inmensa e incontable muchedumbre, atraviesa el Mar Rojo de la Muerte, del Bautismo de sangre, del martirio.
El sol rojizo de Revolución, Liberación y Resurrección – una autocomprensión crítica frente a la decepción del leninismo-, ha dejado paso al blanco en círculo de esta obra. Al pie de Cristo en Crucifixión b
lanche (1938), el gran círculo blanco ¿Chagall, se inspiró tal vez de una Exposición del Santísimo?
La menorah, – que se enciende cada shabbat -, hac
e presente la santidad, la oración, el culto, es memorial de la Consagración del Templo reconstruido, en tiempos de los macabeos. No la han apagado en el pasado otras profanaciones, no lo harán éstas de ahora.
En Calvario (1912), el gran círculo in green, nimba al inocente crucificado. Otro in red, parte inferior derecha, da a lo sangriento del caso una tonalidad complementaria: el verde-esperanza, ilustra otra monotemática: la maternidad más fuerte que la muerte.
The yelow Crucifixión (1955), los círculos se han concentrado para nimbar como una aureola la cabeza del orante.
Muchedumbre son ya, los homicidios innumerables censados en los hospitales belgas que tienen cobertura legal para sedar a los enfermos terminales, descartados. Se ensañan ahora con los menores: eutanasia infantil. Chagal los añadiría a su santo cortejo Pascual.
Juan Ignacio Echegaray.
Riga (Letonia) 6/2/2016.
(1) http://revistadepastoraljuvenil.es/2013/08/15/marc-chagall-el-exodo/
(2) http://protestantedigital.com/upload/imagenes/50387_N_04-04-12-0-42-02.jpeg.
http://www.protestantedigital.com/upload/imagenes/50387_M_04-04-12-0-42-02.jpeg?8497
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