En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros». Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mi. El que no está contra nosotros está a favor nuestro» (San Marcos 9, 38-40).
COMENTARIO
El papa Francisco acaba de ofrecernos una nueva exhortación: “Gaudete et exsultate”, en la que nos llama a la alegría, a la confianza, y sobre todo a la santidad. “El Espíritu Santo derrama santidad por todas partes”.
En su exposición, el Papa nos señala dónde encontrar hoy santidad, y con una de sus expresiones más características, nos dice en “la puerta de al lado”. Se fija en los abuelos, en los padres que traen el pan a sus casas, en los ancianos que sonríen. Y llega a señalar la posible santidad que se da fuera de la Iglesia Católica. “Pero aun fuera de la Iglesia Católica y en ámbitos muy diferentes, el Espíritu suscita «signos de su presencia, que ayudan a los mismos discípulos de Cristo».”
La expresión de Jesús: “El que no está contra nosotros está a favor nuestro” nos invita a ensanchar la mirada y a edificarnos con el ejemplo de tantas personas de buena voluntad, que viven junto a nosotros.
Hace una semana, un camión invadió la calzada contraria y arrolló a una furgoneta, en la que iba un matrimonio y la madre de la esposa. Murieron en el acto, y han dejado seis hijos huérfanos. El hijo mayor, de diecisiete años, al final del funeral, ante los féretros de sus padres y abuela, y ante sus hermanos, desde el presbiterio dijo ante la asamblea de más de mil personas: “A Dios no hay que comprenderlo, hay que amarlo”. Y un calambre de emoción corrió por todos, un destello de santidad, de fortaleza, de gracia invadió a quienes estaban acompañando en el funeral.
La santidad existe, está a nuestro lado, la debemos descubrir y sentir, y desde esta observación, nos debemos mover en sana emulación hacia la santidad, sin miedo.
El papa Francisco valora la santidad de quienes se edifican mutuamente, y señala cinco cualidades para los santos de hoy: Confianza, alegría, apertura, comunidad, y oración.
Que María, la Llenada de Gracia, interceda en nuestro favor para llegar a la meta del camino que emprendimos en el momento de ser bautizados.