Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti.” Porque os digo, entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él».
Al oír a Juan, toda el pueblo, incluso los publicanos, recibiendo el bautismo de Juan, proclamaron que Dios es justo.
Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de Dios para con ellos”.Lucas 7, 24-30
En este pasaje del evangelio, Jesús habla a la gente (y por tanto nos está hablando a nosotros) acerca de Juan de una forma muy clara y contundente, sin ambigüedad alguna.
Notad cómo anuncia Juan la venida de Jesucristo, sobretodo con humildad. Tan lleno estaba Juan del espíritu del Señor que no le importaban las consecuencias de su predicación: las burlas, las injurias,.. y para mayor prueba de santidad, pasa por la obscuridad de la cárcel y es degollado.
Por el contrario, a nosotros nos cuesta tanto dar testimonio suyo que la mayoría de las veces no lo hacemos solo por “el que dirán”, porque que no nos encasillen, porque no nos menosprecien, porque no se burlen de nosotros.
Tomemos el ejemplo de Juan, y el de tantos santos que han dado su vida por el anuncio de la venida del reino de Dios, por la manifestación de la fe. Llenémonos del espíritu de Dios, recordemos lo que nos dice el Señor: “mi yugo es suave y mi carga es ligera”. El Señor no nos va a pedir que hagamos nada que sea superior a nuestras fuerzas, además El siempre estará con nosotros cuando prediquemos su Palabra.
Tengamos en cuenta lo que se nos dice en este evangelio: “Al oir a Juan …. proclamaron que Dios es justo”. Si creemos en la Palabra de Dios, y dejamos que El la manifieste a través nuestra, seguro que a pesar de nosotros mismos los que nos escuchen verán que “Dios es justo”..
Por último, que el Señor no vea frustrado en nosotros su designio para cada uno de los que hemos escuchado su Palabra, la hemos hecho nuestra, y la hemos llevado a nuestro corazón.
En este mes que dedicamos a la Virgen María, fiel ejemplo de la manifestación de esta Palabra, oremos para que interceda ante su Hijo por nosotros, pidiéndole, con fe, que el Señor nos haga conocer cual es su designio para cada uno de nosotros, que nos dé el Espíritu y las fuerzas necesarias para llevarlo a cabo, y así Dios no vea frustrada la misión que tiene para cada uno de nosotros.
¡¡¡Feliz Navidad¡¡¡