En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas (San Marcos 12, 18b-34).
COMENTARIO
Nos encontramos aquí a un escriba, un maestro que conocía bien las Escrituras. En otras ocasiones, en los Evangelios, aparecen otros escribas, estudiosos de la ley, cuyos conocimientos les han alejado de Jesús, que era la misma Palabra revelada por Dios. No ocurre igual con éste, que busca lealmente la verdad en Jesús. Y pregunta, no con afán de tenderle trampas, como ocurre con otros en otros momentos, sino con un corazón sincero, abierto al Señor. Además, la pregunta se refiere al centro de la Revelación: ¿qué mandamiento es el primero de todos, el núcleo de nuestra relación con Dios?
Jesús le responde remontándose a la oración que los hebreos memorizan, llevan consigo y repiten toda su vida: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor…etc.” Y lo une al segundo mandamiento: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Con ello, abre para el escriba el camino de la salvación. Y el escriba recibe con un corazón sincero y agradecido esta doble vertiente del amor a Dios y al prójimo. Y entiende que en eso consiste seguir a Dios porque añade: “tienes razón, eso vale más que todos los holocaustos y sacrificios.”
Quizá a nosotros nos pase lo mismo que al escriba algunas veces: vamos buscando caminos que ya están abiertos, y que quizás queremos que sean diferentes, más adaptados a nuestras preferencias o a nuestras circunstancias, e incluso a estos tiempos que nos toca vivir; pero la respuesta de Jesús es sencilla y radical: escucha, ama a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo.
Esto mismo lo cumplió Jesús en su vida y, sobre todo, en su Pasión, que ahora estamos aguardando preparándonos en este tiempo de Cuaresma. Jesús quiere darnos estos mandamientos cumplidos para que nosotros podamos hacer lo mismo, de modo que así encontremos la Resurrección y la entrada al Cielo.