Muchos padres y profesores se encuentran con especiales dificultades a la hora de atender a niños y adolescentes que presentan problemas para concentrarse o controlar sus movimientos e impulsos. El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno que se caracteriza por tres síntomas clave: El déficit de atención, la hiperactividad, y la impulsividad, tanto cognitiva como conductual.
Actualmente, es el trastorno con mayor incidencia en la población infantil. Es un trastorno que provoca problemas en el autocontrol y la impulsividad, en la memoria de trabajo no verbal y verbal, problemas en la autorregulación del afecto, de la motivación, así como problemas en la internalización del lenguaje, que les hace ser poco reflexivos.
Sin tratamiento psicológico, los síntomas permanecen a lo largo de toda la vida de la persona. El tratamiento del TDAH previene la aparición de otros problemas o trastornos más graves. De ahí la importancia del tratamiento, y de la colaboración de padres y profesores.
Se ha demostrado la importancia de que los educadores conozcan cómo manejar tanto la conducta del niño o adolescente con TDAH como las dificultades en el aprendizaje, inherentes al trastorno. Si se tiene en cuenta cómo afecta el trastorno en su rendimiento académico, en su autocontrol, en la relación con los demás y en su autoestima, se le podrá ayudar para que pueda integrarse de forma plena en el entorno escolar y crecer tanto en conocimientos como en maduración personal.
El 50-60 % de los niños con TDAH presentan sintomatología del trastorno oposicionista o negativismo desafiante, que es el que se da con más frecuencia, y ésto se manifiesta en el área familiar, escolar y social.
Cuando los padres no buscan ayuda, es decir, cuando el niño no está en tratamiento, el TDAH puede derivar, en la adolescencia, en un trastorno mucho más complicado: el trastorno disocial.
el transtorno negativismo desafiante
• Se encoleriza, discute y tiene rabietas.
• Se muestra negativista, hostil y desafiante.
• Molesta deliberadamente.
• Es muy susceptible, rencoroso y vengativo.
el transtorno disocial
Se da en el adolescente que:
• No respeta los derechos básicos de los demás.
• No respeta las normas sociales importantes.
• Tiene conductas agresivas que causan daño físico.
• Provoca daños en propiedades, robos, faltas a clase, huidas de casa, etc.
Prácticamente el 100% de los niños con TDAH tienen fracaso escolar y suspenden todas las asignaturas, teniendo una baja autoestima.
Propongo una serie de recomendaciones específicas para los niños con este trastorno y que sirven para padres y profesores:
1. Cómo darle instrucciones: Es importante el contacto ocular o proximidad física con él, asegurando así su atención. Las instrucciones han de ser concretas, cortas y en un lenguaje positivo. Una vez que él las cumpla, serán elogiadas.
2. Cómo explicar los contenidos académicos: Conviene que las explicaciones sean motivadoras y dinámicas, que permitan una participación del niño, para comprobar de esta manera la comprensión de contenidos.
3. Estos niños necesitan una supervisión y refuerzo constante de sus comportamientos positivos.
4. Para evitar los estímulos distractores, será positivo sentarle cerca de su profesora, para facilitar el contacto ocular, y el refuerzo positivo.
5. Un ambiente estructurado en clase, organizado y motivador ayudará al niño a mejorar su autocontrol.
Los padres y profesores han de ser un modelo para él. Mostrando una actitud tolerante, flexible y paciente, conseguirán un mejor comportamiento por su parte. Diciéndole cosas positivas, se consiguen en él más cambios que diciéndole cosas negativas.
Si hay que corregirle en clase, es muy útil decírselo a solas, porque delante de sus compañeros, esto le perjudica más que le beneficia.
6. Si el niño no consigue su atención en clase y tiene la sensación de pasar desapercibido, es más probable que desarrolle conductas negativas para llamar la atención.
Supervisión frecuente. Mirarlo con frecuencia, tocarle la espalda (contacto físico), pasar por su lado y decirle algo positivo mientras realiza una tarea, etc. La supervisión ha de servir para anticipar y prevenir situaciones que pueden ser un problema (terminar una actividad o participar en una tarea grupal) y generar en el niño mayor autocontrol y seguridad.
7. Tutorías individualizadas de unos 10 minutos: Estas tutorías han de servir para indicar al niño lo que se espera de él, qué consignas se pueden pactar para mejorar su comportamiento, y así marcar los límites o normas básicas de comportamiento en casa o dentro del aula.
Estas tutorías serían para él un espacio de comunicación positiva. En estas tutorías se pueden pactar con él “contratos conductuales” (si corrige una conducta concreta consigue una ventaja concreta).
8. Herramientas concretas para el control de su comportamiento: Refuerzo positivo, extinción, tiempo fuera y establecimiento de límites.
refuerzo positivo
Es la mejor estrategia en el control de su conducta, genera autoestima y respeto. Consiste en elogiar o reforzar aquellos comportamientos que queremos que se den con mayor frecuencia.
Para su aplicación es conveniente tener en cuenta los siguientes puntos:
• Elogiar conductas muy concretas (“te has portado bien”, “has respetado muy bien el turno de la fila”, “muy bien, has dejado terminar de hablar al otro”).
• Utilizar el refuerzo social (felicitación, alabanza, afecto…), privilegios sencillos (pequeños encargos) o pequeños premios.
• La agenda se puede convertir en un espacio idóneo para reforzar y elogiar en buen comportamiento del niño. Se ha de evitar el uso de este medio como intercambio de críticas y aspectos negativos sobre su conducta.
la extinción
Es la mejor estrategia para reducir conductas negativas. Consiste en dejar de atender un comportamiento para reducir o evitar que éste se repita, sin prestar atención a la conducta problemática (no mirar, no escuchar, no hablar, no razonar, no gesticular, o hacer todo esto en exceso).
• Es necesario asegurarse de que no hay otro factor que refuerza la conducta, por ejemplo, que se rían los compañeros de clase cuando hace algo negativo.
• Al principio de la aplicación de esta técnica, la intensidad y la frecuencia de la conducta puede aumentar. Esto no significa que no funcione. Es necesario persistir, y en una o dos semanas se ve su eficacia.
• Es importante decirle al niño que no le prestamos atención a una conducta concreta, para que él lo sepa. A la vez, hay que estar atento para felicitarlo y elogiarlo cuando muestre otras conductas diferentes a la que estamos extinguiendo.
tiempo fuera
Consiste en aislar al niño en un lugar carente de estímulos durante un período, después de una conducta que queremos eliminar (insultar, pegar, etc).
• Esta técnica es muy útil en infantil y primaria.
• Antes de llevarla a cabo, hay que pactar con el niño, con qué conductas se aplicará.
• Escoger el lugar idóneo (silla, rincón, en la puerta…)
• Se aplicará como máximo 5 minutos.
• Una vez finalizado el “tiempo fuera” se le invitará a continuar con la actividad que estaba haciendo, reforzándole (“me alegra que quieras seguir las normas”).
• Es importante presentar esta técnica como una consecuencia posterior a una conducta inadecuada y no como un castigo.
las normas y los límites
Un aspecto importante para el control de la disciplina será el establecimiento de unas buenas normas o límites. Estas proporcionarán al niño un ambiente estructurado, le ayudarán a fomentar un mayor autocontrol, pues le indican qué se espera de él y las consecuencias que tiene no cumplir las normas, generándole mayor seguridad.
• Se le explicará la norma siempre en lenguaje positivo.
• Se ha de explicar la razón por la cual es importante la norma (“respetar a los demás es importante para tu educación”).
• Finalmente, se pacta una consecuencia para aplicar en caso de no cumplir la norma.
• Generalmente, los niños reciben una lista excesiva de “noes” (no correr, no chillar, no insultar…). Es más positivo enseñar las normas o límites en positivo (caminar despacio, hablar bajito…), para así enseñar conductas adecuadas.
por qué no mejora su comportamiento
Padres y profesores han de preguntarse:
• ¿Sabe lo que espero de él?
• ¿He elogiado suficientemente su buen comportamiento?
• ¿Puede ser que se comporte mal, porque es la única forma en la que obtiene atención?
• ¿Refuerzo suficientemente los intentos que hace el niño para aproximarse a la conducta que espero de él?
• ¿Superviso a menudo para que no pasen desapercibidos sus pequeños avances?
• ¿Soy suficientemente sensible con sus dificultades?
• ¿Le dedico tiempo suficiente, le escucho?
conducta idónea de padres y profesores
Tanto unos como otros han de tener en cuenta los principios siguientes:
• Elogiar la conducta correcta.
• Utilizar un lenguaje positivo.
• Ignorar, a veces, conductas de menos importancia.
• Evitar los castigos, ya que no le enseñan la conducta adecuada.
• Dedicarle el tiempo suficiente.
• Ayudarle a anticipar las situaciones problemáticas.
• Supervisarle su conducta con frecuencia.
• Acercarse a él con interés por ayudarle (es importante que él lo perciba). Verle siempre como un niño que tiene un problema y nunca como un niño problemático.
• Elogiarle al máximo las conductas positivas, ignorarle siempre que sea posible en las conductas negativas, castigarle sólo en situaciones graves.
• Tratar de sorprenderle cuando haga algo bien y felicitarle.
la autoestima
Factores que pueden afectar a su autoestima:
• Si no le invitan a fiestas de cumpleaños sus compañeros.
• Si se le riñe muchas veces.
• Si se le castiga con frecuencia.
• Si continuamente se le dice todo lo que hace mal.
• Si él percibe que se le dicen más cosas negativas que a los demás.
Se ha demostrado que los niños con TDAH tienen una baja autoestima, se valoran negativamente, perciben que tienen más problemas en clase que los demás, se sienten más impopulares y menos felices en clase, presentan problemas emocionales como sentimientos depresivos, de desconfianza, inseguridad o baja autoestima.
Sin el tratamiento psicológico, el niño con TDAH no sólo continuará teniendo dificultades para atender y controlar sus impulsos, sino que llegará a rechazarse a sí mismo, en el colegio, con los compañeros o amigos o incluso en la familia, mostrándose desmotivado para superar sus dificultades.
Cómo aumentar su autoestima positiva:
• Ofrecerle un mayor grado de confianza (decirle “ayúdame, me gusta saber que puedo contar contigo”).
• Modificar el lenguaje para evitar que la palabra más frecuente que oiga sea NO (no corras, no molestes,…)
• Evitar siempre la acusación, la ridiculización y la falta de respeto. Para expresar sentimientos negativos decirle siempre: “me siento mal cuando haces esto, porque…”
• Potenciar actividades que fomenten la integración social de (trabajos en grupo, dinámicas, juegos,…)
• Descubrir y reforzar sus habilidades y aspectos positivos (habilidades en el dibujo, delante del ordenador, en el deporte, afectuosidad, creatividad, espontaneidad, sentido del humor, …
• Hacerle sentir bien valorándole como persona, y no sólo sus éxitos o competencias.
• Atender a todo lo que hace bien en relación a la conducta con los demás y decírselo, practicando la alabanza, teniendo en cuenta sus dificultades y grado de esfuerzo.
• Verbalizar todos los aspectos positivos de su conducta.
• Creer en él, ofreciéndole confianza.
• Proponerle responsabilidades con supervisión y ayuda. Se puede comenzar ofreciéndole actividades con las que sabemos que puede conseguir éxitos fácilmente.
• Darle mensajes positivos que expresen lo que se espera de él.
• Hacer uso de lenguaje positivo para mejorar su autoestima.
• Mejorar la comunicación con él, utilizando un lenguaje más afectivo.
• Utilizar siempre un mensaje positivo y evitar acusaciones, ridiculizaciones o comentarios irónicos.
• Intentar sustituir el verbo “ser” por el verbo “estar”. Por ejemplo, decirle “tu habitación está desordenada”, en vez de “eres un desordenado”.
• Potenciar en él una buena autoestima es la mejor defensa para que pueda enfrentarse con éxito a todas las situaciones de la vida.
Además de todo lo anterior, ¿qué puede aportar la familia cristiana? ¿En qué ayudan la fe y los valores cristianos?
– Aportan la paciencia que necesita una situación a veces tan difícil para los padres como es ésta.
– Aportan la firmeza que necesitan estos niños y que nace de la confianza en Dios, frente a la culpabilización que viene muchas veces de nuestras limitaciones e incapacidades.
– El apoyo mutuo entre los padres que permanecen unidos frente a la cruz.
– El niño aprende a rezar por él, por su familia y por los demás.
– El niño desde pequeño aprende que el egoísmo es malo, que es más importante amar y respetar a los demás. En la familia cristiana se vive el perdón que tantas veces necesitan sus conductas.