Por su interés, traigo a este blog la siguiente información:
Archbishop Bernardino Auza
The Permanent Observer of the Holy See to the United Nations addressed this week the High Level Thematic Debate on Human Rights.
Señor presidente,
Donde quiera que existan, el respeto por la dignidad humana y los derechos humanos son un logro moral que continuamente hay que acoger con gratitud, solidificarlos con perseverancia y aprovecharlos en las decisiones concretas que las personas, las sociedades y los Estados hacen.
Señor presidente,
Este debate se produce en un momento particularmente tumultuoso en el que se están negando la dignidad y los derechos humanos, éstos están siendo suprimidos y violados de diversas maneras en todo el mundo: los civiles son víctimas en la guerra y en los conflictos armados; las personas son objeto de trata para un trabajo esclavo, la explotación sexual, o el tráfico de órganos; minorías étnicas y religiosas están siendo objeto de persecución y aniquilación; los seres humanos que se consideran «no deseado o inútiles» están siendo descartados en lo que Francisco ha denominado la «cultura de usar y tirar»; cientos de millones de personas arriesgan sus vidas para huir de la persecución y la pobreza extrema; un sinnúmero de personas son víctimas de diversas formas de discriminación.
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Hoy en día casi todo el mundo habla de los derechos humanos y de la dignidad, sin embargo muchos lo hacen sin reconocer la procedencia de la dignidad humana y de los derechos. La dignidad humana, de la que fluyen los derechos humanos, expresa el valor intrínseco de cada persona sin importar la raza o el sexo, sin importar cuán joven o viejo, fuerte o vulnerables, sano o minusválido, deseado o inoportuno, económicamente productivo o incapacitado, influyente o insignificante, sea la persona.
La dignidad humana es inherente a todo ser humano y a toda vida humana, desde el primer momento de la concepción. No es algo que se adquiere al llegar a una cierta dimensión física, capacidad mental o la edad, ni es una especie de «privilegio» que pueden ser objeto de concesión o quitada por el Estado, como una cuestión política. Más bien, es intrínseca a cada ser humano, y es anterior a las tareas del Estado, debería ser siempre reconocida y protegida por el Estado.
En los últimos años, numerosas afirmaciones de «nuevos derechos» han salido a la superficie que se desvían significativamente de la visión de la persona humana.
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Estos derechos y responsabilidades no sólo se aplican a nivel de los individuos, sino que también informa la relación de las autoridades civiles, legislativas y judiciales con los ciudadanos y con las instituciones de la sociedad civil y de los grupos.
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Al celebrar (el 70 aniversario de las Naciones Unidas y del 50 aniversario de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos), también tenemos que ser conscientes de que todavía queda mucho por hacer, ya que violaciones de los derechos humanos fundamentales e inalienables y discriminaciones generalizadas están pidiendo a gritos un alivio inmediato y su resolución.
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Gracias, Señor Presidente.
Para Zenit Nueva York, Kathleen Naab 15 July, 2016. Traducido con Google Traslator por Juan Ignacio Echegaray.