En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera». (Mateo 11, 28-30)
El Señor esté con vosotros hermanos.
En el Evangelio de hoy el Señor nos dice : «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y Yo os aliviaré».
¿Quien de nosotros no está hoy cansado y agobiado?. Si nos apoyamos en nuestras fuerzas, es imposible no estarlo.
¿Cómo no estar cansado y agobiado en el ambiente que vivimos?.
Hay hermanos nuestros que padecen una persecución cruel y sangrienta.
Pero hay otros que padecemos una persecución más sofisticada y sibilina. Al sistema imperante no le interesan los valores cristianos y hace todo lo posible por destruirlos. Al sistema imperante no le interesa la natalidad ni la familia ni la estabilidad matrimonial ni la armonía entre hombre y mujer. Todo ello va en contra de sus intereses.
Es normal por tanto que estemos cansados y agobiados.
En el Evangelio de hoy el Señor nos da la respuesta. «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados que Yo os aliviaré».
«Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas».
«Mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
El yugo que nos impone el sistema imperante es insoportable. Hace pocos días escuché en una emisora de radio a una persona mayor que decía recordar los años 60 y 70 y la diferencia con el momento actual. Decía que preferiría «marcharse para siempre».
Afortunadamente, el Señor Jesucristo prometió estar con nosostros hasta el fin del mundo. También nos enseñó que el mal se combate con el bien. Asimismo, sabemos que el Señor permite el mal para conseguir un bien mayor.
Mucho ánimo hermanos. El propio Señor Jesucristo nos anima a acudir a El y encontraremos descanso para nuestras almas. Su yugo es llevadero y su carga ligera.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna, amén.