El Papa Francisco habla de los flujos migratorios, “personas que escapan de su propia patria que interpelan a cada uno y a las colectividades, desafiando el modo tradicional de vivir y, a veces, trastornando el horizonte cultural y social con el cual se confrontan”. En este sentido el Santo Padre habla de la integración de los inmigrantes, de sus condiciones de vida, y de cómo la Iglesia debe actuar inspirándose en el ejemplo y en las palabras de Jesucristo. “La respuesta del Evangelio es la misericordia”.
“A pesar de todo, no se pueden reducir las migraciones a su dimensión política y normativa, a las implicaciones económicas y a la mera presencia de culturas diferentes en el mismo territorio” escribe el Obispo de Roma y termina su mensaje recordando que “acoger al otro es acoger a Dios en persona”.