Con frecuencia se piensa que la era de los mártires pasó a la historia, que las persecuciones contra los cristianos tuvieron su época en la antigua Roma, bajo el despotismo de algunos emperadores, pero que hoy es ya agua pasada.
Me asombra sobremanera que, viviendo en el siglo de los medios de comunicación por excelencia, donde las noticias vuelan y en un tiempo record son conocidos todos los acontecimientos que se producen en los lugares más remotos del mundo, se silencien ciertas noticias y no se les conceda el rango que les corresponde. Me refiero, concretamente, a las numerosas persecuciones desatadas actualmente en diversos países contra el pueblo cristiano, cuyo delito consiste en practicar su fe. Sabemos que cada día son sacrificados muchos cristianos en diversos lugares del mundo y casi siempre a manos de integristas musulmanes, intolerantes y ciegos, incapaces de reconocer las libertades fundamentales del ser humano, entre las que cabe destacar el derecho a practicar cualquier religión.
Pero lo más desconcertante es el mutismo que practican los principales medios de comunicación ante las masacres de cristianos que están ocurriendo actualmente. En España cada vez que sucede un asesinato por violencia machista, y desgraciadamente acontece con relativa frecuencia, aparece la noticia abriendo los telediarios. Me parece perfecto que se condenen estos actos y que se los publique para que todo el mundo lo sepa, pero ¿por qué se encubren estas persecuciones? ¿Por qué se ocultan estas noticias? ¿Acaso son menos importantes los crímenes contra la libertad religiosa? Parece que aún nos avergonzamos de defender nuestras propias creencias, o que nos parece asunto baladí denunciar delitos de lesa libertad.
Sería necesario que los cristianos evidenciáramos estos hechos manifestando ante el mundo nuestra repulsa por tales asesinatos, pues de lo contrario nos hacemos de alguna manera cómplices de los que callan sistemáticamente la dolorosa situación de estas víctimas inocentes.
Isabel Rodríguez de Vera Plazas