«En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego, dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa». (Jn 19, 25-27)
Celebramos en la archidiócesis de Madrid, la Solemnidad de Nuestra Señora de la Almudena, Patrona de esta ciudad. Que mejor Palabra podríamos recibir en este día de parte del Señor que esta: «Ahí tienes a tu madre»
El pueblo madrileño vivió y experimentó esta buena noticia el día en el que al derrumbarse la muralla dejó al descubierto la imagen de la Virgen María. La Virgen María, asociada a la historia de la salvación, fue y es para el pueblo un testimonio del amor de Dios para los hombres de todas las razas, lenguas, o situación geográfica. Frente a la Cruz de Jesús, que era la cruz del pueblo madrileño, frente a tu cruz y la mía, el Señor nos dirige una palabra consoladora, nos entrega a Su Madre como nuestra madre y a nosotros que, por el escándalo de la cruz nos sentimos huérfanos, sin consuelo ni ayuda, nos entrega como hijos a la Santísima Virgen María.
Recibamos como el discípulo querido a la Virgen desde esta hora. La Virgen que estuvo al pie de la cruz —escondida mas siempre presente—te es dada hoy como ayer como Madre. Siempre la vida de fe es un don que recibimos y acogemos. Hoy se hace presente un don inmenso para cada uno de nosotros: María, madre nuestra. ¡Viva la Virgen de la Almudena!
Miguel Ángel Bravo