Hoy día son muchos los padres que están preocupados porque sus hijos puedan consumir cannabis o cualquier otra droga. La mayoría desconocen qué hacen sus hijos cuando están fuera de casa con sus amigos o compañeros.
Se ha demostrado que los adolescentes que han aprendido de sus padres los riesgos de consumir drogas, son menos propensos a probar la marihuana o el hachís.
cómo saber si mi hijo consume
La mejor forma de saberlo es observar el comportamiento del joven. Hay una serie de síntomas indicativos del consumo de hachís o marihuana, aunque siempre hay que diferenciarlos de conductas propias de la adolescencia. Estos varían en intensidad y en frecuencia según la edad, la personalidad, la cantidad consumida y el tiempo transcurrido desde el consumo. Observa si en tu hijo aparecen algunos de estos indicios:
* Enrojecimiento de la conjuntiva de los ojos y disminución de la presión intraocular.
* Alteraciones respiratorias (laringitis, bronquitis).
* Aumento del apetito y preferencia por el sabor dulce.
* Movimientos más lentos, problemas de coordinación.
* Decaimiento, ansiedad o retraimiento.
* No presta atención en las conversaciones.
* No entiende lo que se le dice.
* Es poco comunicativo, está decaído o apático.
* Alteración de la percepción sensorial (distancia, velocidad, colores, sonidos).
* Dificultad para atender o concentrarse en una tarea.
* Alteraciones de la memoria, confusión y dificultad de expresión.
* Cambios en el aprendizaje que afectan al rendimiento escolar o laboral.
* Comportamiento menos afectivo con sus padres y hermanos.
* Deja sus aficiones principales.
* Locuacidad, hilaridad (risa fácil) y mayor sociabilidad.
* Excitación o euforia, seguida de relajación.
* Cambios bruscos de carácter.
* Difícil seguimiento a las explicaciones del profesor.
* Repentino desinterés por los estudios.
*Alteración de la sensación del paso del tiempo (nota que todo transcurre más lentamente).
* Alteración del ritmo cardíaco (taquicardias) e incremento de la presión arterial.
* Dificultad para realizar cálculos complicados.
* Disminuye la conducta de alerta (aumenta el tiempo de reacción).
* Alteración del sistema inmunitario (más frecuencia de infecciones).
* Alteración de las hormonas sexuales (ciclos menstruales sin ovulación, reducción del número de espermatozoides etc.).
* Disminución del deseo sexual.
* Reacciona con agresividad sin un motivo suficiente.
* Si trabaja, presenta dificultades para concentrarse en el trabajo, tiene faltas de asistencia al trabajo o retrasos, conflictos con compañeros o superiores.
* En algunos chicos, con ciertos rasgos de personalidad, facilita la aparición de trastornos graves como alucinaciones, delirios, brotes psicóticos, paranoia, etc.
* Cuando se consumen dosis altas, y se produce una intoxicación aguda, aparece un cuadro caracterizado por náuseas, vómitos, palidez, mareo, hipotensión, o pérdida de conocimiento, crisis de ansiedad, ataques de pánico, alucinaciones y paranoia.
Si tu hijo presenta algunos de estos síntomas o estás seguro de que consume cannabis, evita convertirte en su policía, préstale más atención. No seas autoritario ni alarmista. En estos momentos tu hijo necesita todo tu apoyo afectivo, háblale con naturalidad de sus problemas, ofrécele tu ayuda y colaboración, interésate por sus problemas.
cómo prevenir el consumo de cannabis
Nadie duda hoy día del papel tan importante de los padres en la prevención del consumo de drogas, ya que la educación que damos a nuestros hijos les ayudará a enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana.
Si evitas hablar de ellas con tu hijo o es un tema tabú en casa, ello no reduce la probabilidad de que un día tenga que enfrentarse al consumo. Recuerda que el tabaco, el alcohol y el cannabis son las drogas más cercanas, más fáciles de conseguir, a las que tu hijo tendrá que decir sí o no.
Tanto los chicos como las chicas adolescentes desarrollan una gran capacidad cognitiva para asimilar nuevas ideas, nuevas conductas, y son muy críticos con toda la información que reciben. Se trata de la etapa de la vida con mayor necesidad de autoafirmación y de conflicto con las normas familiares y sociales. Los adolescentes tienen una tendencia a buscar valores absolutos (amor, verdad, sinceridad, etc.). Es la etapa de formación de su personalidad y también, de mayor vulnerabilidad y de mayor necesidad de encontrar modelos de conducta para construir su propia identidad personal. Por todo ello, la adolescencia es el mejor momento para hablarles de drogas y drogodependencias.
Lo más importante que pueden hacer los padres en la prevención, es evitar una serie de factores que incrementan el riesgo de que sus hijos consuman drogas; y, por otra parte, fomentar desde pequeños ciertos valores, actitudes, comportamientos y enseñarles habilidades sociales y personales.
consejos en relación a los jóvenes y las drogas
1. Lo primero que debes hablar con tu hijo es que el consumo de hachís o marihuana va a impedir el normal desarrollo de los procesos psicológicos de maduración intelectual y afectiva. Explícale que dañan la memoria y van a dificultar su aprendizaje: le puede causar fracaso escolar e inadaptación social en el futuro.
2. En segundo lugar, comenta con tu hijo por qué los jóvenes consumen cannabis: a) por la necesidad de probar nuevas sensaciones; b) por el deseo de diversión; c) por la rebeldía propia de la adolescencia y saltarse las normas; d) por la necesidad de relajarse y evadirse de los problemas de la vida cotidiana; e) por la necesidad de sentirse aceptado en un grupo de amigos; f) por el riesgo de que, una vez generada la dependencia de la droga, ya no podrán dejarla.
3. Comenta con él, sin alterarte nunca, los efectos secundarios que el THC (el componente principal activo del cannabis) produce en el cerebro, tal como se describen en el artículo “¿Un porro?” del número 10 de la revista Buenanueva.
4. Enseña a tu hijo que desde su pensamiento adolescente las sensaciones que produce la droga es algo inmediato, aunque los daños sobre el organismo él los perciba como algo lejano en el tiempo.
5. Procura mantener siempre un diálogo abierto con tu hijo acerca de sus experiencias. Déjale opinar, sentirse protagonista, importante. Mejora tu capacidad de escuchar. Hazle preguntas y anímale a hacerte preguntas. Pídele siempre su opinión demostrando así tu deseo de escucharle: así se sentirá más cómodo contándote las cosas.
6. Evita siempre discutir con tu hijo, ya que él puede utilizar las drogas como afirmación de su identidad contra la autoridad paterna o materna.
7. Intenta no interrogarle continuamente. Es mejor que le pidas su opinión sobre el consumo de drogas, sus efectos y peligros.
8. Procura que aprenda que consumir cannabis u otras drogas no resuelve sus problemas o dificultades. Todo lo contrario, de manera que le será más difícil afrontar su futuro y superar situaciones concretas.
9. Controla lo que hace tu hijo fuera de casa, si es posible, sin que él se dé cuenta. Conoce a sus amigos o compañeros, sus intereses y hábitos. Trata de conocer también a los padres de sus amigos.
10. Respeta su intimidad. Ya sabes que tu hijo nunca va a contarte todo.
11. Aprende a dialogar con él. Es bueno que le preguntes sobre lo que hace a diario. Que él vea que te interesas por sus problemas.
12. Escucha a tu hijo. Refuérzale sus opiniones positivas, ayúdale a razonar con fundamentos lógicos.
13. Que tu conducta sea cercana, habla con él en un estilo afectivo para favorecer una relación de confianza mutua.
14. Evita en todo momento una conducta excesivamente autoritaria, al igual que una excesivamente permisiva.
15. Sé coherente con lo que dices. Tus palabras perderán valor para él si ve que tu conducta es contraria a lo que le estás diciendo.
16. Fomenta normas precisas, prohibiendo de forma clara el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas.
17. Establece normas y límites. Lo que necesita tu hijo no siempre es lo que él pide. Incúlcale que los horarios y sus salidas deben coordinarse con sus tareas pendientes y su responsabilidad. Hay cosas que puedes pactar con tu hijo y otras tiene él que aceptar que son innegociables.
18. Procura que él vea que en toda la familia hay una opinión clara y contraria a cualquier droga dañina.
19. Informa con objetividad a tu hijo sobre los efectos de las drogas. No te inventes cosas que él puede luego comprobar que no son ciertas. Por eso, infórmate bien de los daños y efectos de las drogas.
20. Ayuda a tus hijos a saber detectar situaciones de riesgo para consumir drogas.
21. Transmite a tus hijos conductas saludables. No consumas tabaco o alcohol u otras drogas en presencia de tu hijo.
22. No seas tolerante respecto a las drogas o minimices sus efectos. No digas: “Por fumar sólo un porro no pasa nada”.
23. Reconoce los esfuerzos de tu hijo, alaba sus cambios positivos.
24. Utiliza siempre en su educación el refuerzo positivo o la motivación, antes que el castigo. El castigo sólo corrige una conducta a corto plazo; a largo plazo la potencia.
25. Da siempre apoyo emocional a tu hijo, escucha siempre sus opiniones.
26. Potencia su responsabilidad respecto a su conducta.
27. Enseña a tu hijo habilidades para manejar situaciones que le produzcan estrés.
28. Anímale a que practique algún deporte o que haga técnicas de relajación.
29. Muchos chicos comienzan a fumar porros por la ansiedad que les provoca el grupo o los exámenes.
30. Si tu hijo es tímido o inseguro, explícale que esto es normal en la adolescencia.
31. Anímale y refuérzale a superarlo. Apúntale a actividades sociales en grupo. Explícale que lo importante es que se muestre como es, que no tenga miedo a decir lo que piensa. Hazle saber por qué es importante en la vida aprender a expresar sus sentimientos, deseos, ideas, y saber iniciar y mantener una conversación.
32. Enséñale a tomar decisiones, a valorar las ventajas e inconvenientes que tiene cualquier decisión. Debe aprender que las decisiones que tome van a influir en su futuro.
33. Procura educarle para que sea autónomo y responsable. La sobreprotección siempre es negativa y minimiza su capacidad para adaptarse a situaciones complejas.
34. Refuerza la autoestima en tu hijo. Fíjate bien en aquellas cosas que hace bien y alábale por ello. No te fijes sólo en lo negativo. Explícale por qué es importante que sea una persona preparada, con capacidad para conseguir en su vida aquello que se proponga. Enséñale a valorarse a sí mismo
35. Refuerza positivamente los esfuerzos por cambiar que tu hijo realiza a lo largo de su desarrollo y maduración.
36. Enséñale habilidades sociales para saber decir “no” ante las presiones de sus compañeros o amigos que consuman cannabis u otras drogas. Debe aprender que por encima del grupo está su capacidad de elegir lo que le conviene y su libertad.
37. Procura que tu hijo sepa ocupar su tiempo libre en actividades saludables, como practicar un deporte, tocar un instrumento musical, actividades culturales, etc. Si es posible, que comparta actividades con la familia.
38. Enséñale valores positivos, como el cuidado de la salud, la libertad, la lectura, la amistad, el ayudar a los demás, el valor de la familia, el esfuerzo personal, el ayudar a los débiles y a los mayores.
39. Hazle ver siempre cómo lo que más te importa es el apego a la familia y una actitud paterna de apoyo y afecto. Si consigues su apego a la familia y que te vea como un padre o madre con un estilo afectivo y de apoyo, habrás conseguido dos potentes factores contra el consumo de drogas.
40. No olvides nunca que dialogar con tu hijo no son sólo palabras, sino una muestra de que te interesas por él, que te importan sus problemas, que sabes buscar el mejor momento para la comunicación, que él se sienta libre para expresar sus preocupaciones, ideas o dudas.
41. Aprende a escucharle, a iniciar una conversación con él. Si consigues crear un clima de confianza dentro de un estilo afectivo de comunicación, lo habrás conseguido todo.
42. Dile a tu hijo: “Te quiero y confío en ti, pero no confío en el mundo que hay a tu alrededor, y necesito saber cómo es tu vida para que yo pueda ayudarte y ser un buen padre para ti. Las drogas te hacen daño y pueden destruir tu vida, por eso me intereso por ti”.
43. Lo más importante es que tu hijo se sienta querido por ti. Eso es lo que más le influirá en su vida.