«En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar”. Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”». (Lc 10,21-24)
El evangelio de hoy recoge una preciosa conversación de Jesucristo con los suyos, en la que, fruto, de estar lleno de la alegría del Espíritu Santo —con esa afirmación comienza este pasaje— les motiva a que sean felices, exclamando: “¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!”.
Quizás, en este momento, podemos hacer un pequeño esfuerzo de memoria y traer a ella recuerdos agradables, incluso maravillosos. Yo, como vivo en Granada, he retuiteado esos días la fotografía realizada por la NASA en la que el blanco de Sierra Nevada, la loma poblada de casitas granadinas, y el cielo rojo y azul, dan lugar a una explosión de belleza natural. Es una gozada mirar esta fotografía, y más aún haberla visto al natural. De igual modo, acuden a mi memoria la mirada de niños ante el regalo de los Reyes Magos, edificios sorprendentes, fruto del avance arquitectónico, cuadros y esculturas de artistas y un largo etcétera.
Pues bien, aquí Jesús, nos enseña a mirar con los ojos de la fe y nos promete felicidad. “¡Dichosos los que veis lo que otros no ven!…”. Está Jesús animándonos a ser almas sencillas de corazón, a sentirnos protegidos por la confianza en un Dios, que es el Señor de la historia y Padre omnipotente.
Con doctrina de San Josemaría quisiera plasmar esta realidad con algunas expresiones suyas; una, cuando cita que el Adviento —que acabamos de estrenar— ha de ser una ocasión para un nuevo y especial encuentro con el Señor. Sí, es cierto que somos personas corrientes, molientes y, a veces, molidas, pero si luchamos, nos diferenciamos de otros porque Dios está en nuestro corazón, y nos pide, que sepamos acogerlo, acunarlo, protegerlo. Se ha hecho hombre, se ha hecho niño, para transformar nuestro corazón duro en un corazón de carne, para que no le tengamos miedo.
Otra expresión utilizada por San Josemaría es saber descubrir el quid divinum en las situaciones ordinarias. Lo que ahora nos preocupa, no debe quitarnos la paz, bien cierto es que habrá que poner los medios humanos a nuestro alcance, pero el resultado de la operación es siempre la Providencia amorosa de Dios. El quid divinum.
Y por último otra expresión suya es saber agradecer a Dios también los beneficios que recibimos y que desconocemos: etiam ignotis.
Por ello, ahora que ha finalizado el Año de la Fe, ahora que también termina el año 2013, este evangelio nos ayuda a una respuesta magnánima, segura, confiada de gratitud ante Dios y ante lo que nos pide. Podemos tener como música de fondo, la partitura del agradecimiento.
Me viene a la memoria una actuación de nuestro querido Papa Francisco. Según informa el diario italiano “Corriere del Mezzogiorno”, el Papa Francisco sorprendió a Sor Teresa el pasado 18 de noviembre por la mañana. A mitad de la clase que dictaba en el aula de quinto de primaria, sonó su teléfono y al otro lado de la línea se encontraba el Pontífice. “¡Soy el Papa, el Papa Bergoglio!”, le dijo el Pontífice.
Sor Teresa explicó al diario que hace algunos días envió unas estampas al Papa Francisco, en las que aparecían las fotografías de niños que murieron en Tierra de los Fuegos (Italia) víctimas de cáncer debido a la contaminación causada por los residuos tóxicos que la mafia arroja en la zona. El paquete de imágenes llevaba escrito el nombre y el teléfono de Sor Teresa. “Me ha bendecido. Nos agradeció. Y estoy todavía impactada”.
No menos emocionante fue el día 20 de febrero, cuando diversos fieles católicos presentaron la iniciativa de una campaña masiva de agradecimiento al Papa Benedicto XVI, en la red social Twitter, programada para el 27 de febrero, un día antes de que se hiciera efectiva la renuncia del Santo Padre al ministerio petrino, de modo que se publicaron en Twitter mensajes de apoyo y agradecimiento al Santo Padre junto al hashtag (etiqueta) #MuchasGraciasBenedictoXVI, con la expectativa de que se convierta en trend topic (tendencia) en la red social.
Sirvan estas realidades como un punto de partida para seguir un camino y alcanzar un punto de llegada: aprender del Señor y de sus testigos a hacer de nuestra vida un himno de acción de gracias. ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!
Gloria Mª Tomás y Garrido