Si el amigo Sancho lo hubiera visto….
eran unos rokeros, no que son unos amantes del folkcountry me habría dicho.
¿En ese altar de luces deslumbrantes? No que eso es un pudium – Sancho quiere decir un podium -, que han puesto en esa plaza y ese parque muy grande que se llama Esplanade.
Sancho, ¡que estaban frente por frente a la Iglesia ortodoxa, hombre! Eso es porque los organizadores… habían organizado un littel break acústico a los del culto al body.
Pero ¡que habían otros muchos altares con sus sacerdotes! Que no mi señor Don Quijote, que eso eran los monitores con sus altavoces a tope, y daban sus instrucciones médicas, recordando las técnicas del futin, a lo largo del recorrido.
Jo Sancho, ¿ayer tu fuiste a Misa? ¿Qué fiesta era? Vamos a ver, ¿de qué color era la casulla del cura?
A Don Quijote, que normalmente lo tenía todo controlado, le cabía la duda que Sancho se hubiera metido en la carrera, puestos el marcapulsaciones, las zapatillas de deporte Nyke, los auriculares con música Haevy, el quitasudores de la marca promocionada por Nadal & Company, los leotardos porque estaba lluvioso… y se hubiera olvidado de ir a Misa, porque resulta que ayer fue la Solemnidad de Pentecostés.
Me gustó, por cierto, la intuición de Roberta que supo conectarse en la catequésis a los niños refiriendo al don de poder del Espíritu Santo, al hecho de haber atravesado nosotros el laberinto maratoniano.
Mientras que el don de inteligencia el Espíritu Santo se lo dió a Paco quien, internetbidea y satelbidea (Google, en vasco), nos teleguiaba desde su casa a los sufridores, Tomasz y yo:
«Seguid de frente hasta Magdalena iela.» Perdón Paco, ahora no podemos seguir porque aquí hay un semáforo rojo.
Ciertamente, ayer fuimos ayudados por Dios con los dones de fortaleza, y temor de Dios, eso que llaman mantener la calma.
En algún lugar, alguien practicaba rezando el don de piedad.
Para el don de paciencia recuerdo a los puntuales: a las 12 en punto empezaba la Convivencia.
En Polonia, el mismo día a la misma hora, en 127 ciudades, una mani «pro vida» se tomaba la calle.
Juan Ignacio Echegaray.