El primer pregón del Domund tras la muerte de Anastasio Gil estuvo a cargo de la periodista de la Cadena Cope Cristina López Schlichting, que ha dedicado su discurso al que fuera fue el último director nacional de Obras Misionales Pontificias, fallecido el pasado 7 de septiembre.
«Anastasio ha dado todas sus energías por los misioneros […]. Tuvo mil funciones organizativas, pero hizo dos cosas excepcionalmente. La primera, venerar con un respeto absoluto cada céntimo que entraba para las misiones, ahorrando hasta la extenuación. Y, segunda, darnos sin tregua la lata a los periodistas para hacer visibles a los misioneros en los medios», ha dicho la presentadora radiofónica en la catedral de Valladolid.
Durante su intervención, López Schlichting también ha recordado a su amigo y misionero burgalés Ignacio García Alonso, asesinado a machetazos hace años en Burkina Faso; a Caridad Álvarez y Esther Paniagua, hermanas agustinas misioneras martirizadas en Argel después de negarse a abandonar el país y dejar las obras sociales que allí desarrollaban, o a la colaboradora de Alfa y Omega Victoria Braquehais, de la que ha destacado su «capacidad renovada de escucha» y su trabajo con los niños en el Congo.
«Los misioneros no son gente ingenua, pobres palurdos de épocas pasadas. Tampoco son filántropos, u hombres y mujeres que luchan simplemente por la justicia universal (cosa que también hacen). No, el suyo es un testimonio revolucionario de la verdad profunda que es la de todos. Son seres humanos que van hasta el fondo de sí mismos y regresan con una mirada enamorada que les hace reconocer, con una profundidad abismal, la dignidad de los otros. Entregan todo porque reciben todo. Existen para restablecer la estatura del ser humano. También la nuestra. El Domund cambia el mundo, yo lo he visto», ha concluido la periodista