Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Él les contestó:
«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista. (Mateo 17, 10-13)
Tiempo de adviento; tiempo de pararnos y recapacitar. Antes de la conversión, hay un periodo de profundización. Según la sabiduría judía Abraham tuvo 10 pruebas. La primera fue la llamada a salir de donde se encontraba (UR ciudad caldea de mucha idolatría) y la última fue la llamada a sacrificar a su hijo.
En ambas pruebas el Señor se dirige a él de la misma forma: «Lej Lejá». Esta palabra de Dios a Abraham «lej leja» (ve-te) no quiere decir solamente en su sentido literal «ponte en marcha», y sal físicamente de dónde te encuentras, sino que también se puede leer en su literalidad mística como «ve hacia ti, hacia tu propio yo» . Lej leja significa ir hacia la esencia de uno, es decir dejar las mascaras de lado para ver qué es lo que se siente, verdaderamente, en el centro del corazón. ¿Por qué digo todo esto? Porque los apóstoles estaban cerca de Jesús, acababan de bajar del monte donde habían experimentado la transfiguración del Señor y hacen esta pregunta ya que estaba profetizado por Malaquías que Elías había de venir antes que el Mesías. No habían identificado el paso del «Espíritu de Elías» –Espíritu de renovación importante en la forma de vivir– que se había posado sobre Juan. Ese Lej Leja que el Señor le dice a Abraham, antes de dos momentos cruciales en su vida, nos lo dice el Señor ahora en boca de Juan el Bautista: ¡Conviértete! ¡vete hacia ti mismo! ¡observa cómo vives! no sea que pase de largo este tiempo favorable –que se nos abre como un regalo para nosotros– y tú no descubras ni a Juan el Bautista, ni al mismo Dios encarnado en Jesús. Es más, no sea que estés tan metido en el mundo que te encuentres en el grupo de los que dice Jesús: «han hecho con él lo que han querido»