«Una gran batalla cultural está librándose en nuestro mundo, en ella está en juego la concepción misma del hombre», afirmó mi amigo Vicente Morro en una reciente ponencia que presentó en un congreso sobre educación, celebrado en la Universidad Católica de Valencia. Giuliano Ferrara, director del periódico Il Foglio, denunciaba esta situación con crudeza: «La sordera moral respecto al aborto es hoy día la ley educativa de Occidente». Parece como si en la escuela estuviera prohibido hablar de las cuestiones que afectan a la vida humana, de los ataques y amenazas que sufre, del valor y dignidad de toda la vida y la vida de todos.
Sin embargo, son muchas las referencias científicas sobre el inicio de la vida. La doctora López Moratalla, afirma que «el cigoto es un viviente y no simplemente una célula viva. Es la única realidad unicelular totipotente capaz de desarrollarse naturalmente en organismo completo y crecer lleno de coherencia». De este modo introduce, desde la perspectiva técnica, la ecología de la vida en su origen, en su gestación, en su realidad primera.
El profesor Jérôme Lejeune, descubridor de la trisomía 21, origen del síndrome de Down, señaló que, sin ningún género de dudas «cada uno de nosotros tiene un comienzo muy preciso, el momento de la concepción (…) Tan pronto como se encuentran los veintitrés cromosomas transportados por el espermatozoide con los veintitrés transportados por el óvulo, ya tenemos reunida toda la información necesaria y suficiente para expresar todas las características del nuevo ser».
¿qué nos dice el derecho?
El artículo 15 de la Constitución Española del 78 declara que «todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes». Asimismo, el Art. 25.2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 reconoce que la maternidad y la infancia han de tener una especial protección. El BOE del 31 de diciembre de 1990 publicó la Declaración Universal de los Derechos del Niño que, en su preámbulo, incide sobre que «el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento» y su artículo 6 establece que “los Estados Partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida”».
Existen muchas y abundantes referencias sobre el derecho a la vida en nuestra legislación y en los tratados internacionales firmados por España. Existen muchas referencias científicas sobre el origen de la vida humana. Así pues, si el derecho y la ciencia nos asisten, ¿a qué esperamos los docentes?
#maestrosporlaVida
Muchos maestros al llegar la primavera explicamos a nuestros alumnos de Primaria el proceso de la metamorfosis (μετα-alteración μορφή-forma). Los escolares se quedan maravillados al conocer la transformación del renacuajo en una rana o de la oruga en una mariposa de mil colores. La pena es que muchos docentes nos quedamos ahí…
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Hace unos meses las cámaras de Antena 3 captaron la cría de un canguro en la bolsa marsupial de la madre. Nadie dudó de que ya fuera un canguro. En horario de primetime se defendió la vida en gestación de un canguro. Me pregunto: ¿cuándo una televisión de las de referencia nacional y en horario de máxima audiencia se atreverá y tendrá la misma valentía para defender la vida humana en gestación?
Sí, hay muchos grupos de docentes comprometidos: “maestros por la ecología”, “maestros por la defensa de los animales”, “maestros por la educación pública”… Pero, ¿cuántos maestros hay comprometidos en su vida personal y profesional por la defensa de los derechos humanos de todos los seres humanos, y no solo de algunos? ¿Cuántos maestros apoyan a los fuertes y poderosos que siegan la vida de inocentes, justificados por una ley que convierte la tragedia del aborto en un derecho?
Nuestras ciudades están llenas de parques y jardines para que nuestros hijos puedan jugar, aprender, crear y socializarse. En unos años, ¿quién va a utilizarlos? El índice de repoblación generacional está cayendo de forma significativa: 1,24 hijos por mujer en edad fértil. Este dato sería positivo si superara el 2,1; en Europa el único país que se acerca es Francia con el 2,09. ¿Cuántos maestros han perdido su puesto de trabajo por esta caída de la natalidad?
Al mismo tiempo se detecta otra señal de alarma. Cada año se producen en España más de cien mil abortos, el doble que en Alemania. Y, por si fuera poco, el conjunto de administraciones públicas del Estado español gasta más de sesenta millones de euros al año para financiar el aborto, mientras que las ayudas a mujeres embarazadas con algún tipo de dificultad no alcanza el millón de euros.
colaboración entre la familia y escuela
La escuela sin la familia no es nada, ya que una escuela sin familias es un sinsentido. Una escuela sin escolares es un absurdo, lo mismo que una ciudad o un barrio sin niños. En una sociedad multicultural, multidisciplinar, globalizada y globalizadora, la familia no puede por sí sola cumplir con su responsabilidad primaria de la educación de sus hijos. Pero al mismo tiempo, las familias han de apoyar a los maestros que se comprometen con la vida y la familia. Ellos necesitan un respaldo social para hablar bien de las cosas que son buenas, y no hay nada más noble que el amparo y protección de la vida de un ser humano indefenso en el seno de su madre.
Por esto, los maestros hemos de comprometernos con la sociedad, con las familias y con nuestros alumnos; al tiempo que las familias hemos de apoyar a los docentes en su función educativa. No hemos de pecar de omisión por respeto humano o dejadez. En nuestras manos está que la gran batalla cultural de este inicio del siglo XXI se decante por el lado de la vida.
propuestas educativas
La pedagogía de la vida tiene unos objetivos muy claros y precisos: concienciar del valor y dignidad de toda vida humana; fomentar la cultura de la maternidad; defender a todo ser humano desde su concepción; acoger a aquellas madres que por circunstancias sobrevenidas han sido víctimas de un aborto provocado.
A nivel de centro educativo se podría celebrar el “Día Internacional de la Vida”. Todos los años, en muchas ciudades españolas cientos de españoles salimos a la calle para festejar la vida en torno al día 25 de marzo, declarado Día Internacional de la Vida. ¿No se podría conmemorar ese día también en los colegios al igual que el día de la paz, el día mundial del agua, el día contra el cáncer de mama o la mal llamada “violencia de género”? ¿A qué esperan los centros educativos que se inspiran en el humanismo personalista a incorporar en su programación general anual esta celebración?
En el área de Lengua, los maestros de Primaria encargamos múltiples redacciones y composiciones para adquirir el uso correcto del lenguaje escrito. ¿Podríamos incluir una composición creativa e imaginativa sobre los sentimientos que tendría el niño cuando estaba en la barriga de su madre? Asimismo, en el área de expresión plástica se pide a los escolares, con el fin de interiorizar el esquema corporal, un dibujo de su cuerpo junto a sus padres y hermanos. ¿No se podrían dibujar a ellos mismos cuando estaban en el vientre materno?
El día l de mayo celebramos el día de la madre y de la maternidad. ¿Por qué no organizar en el colegio una fiesta homenaje para felicitar a todas las mamás que están embarazadas? Asimismo, el día 19 de marzo celebramos el día del padre. ¿Por qué no organizar una “quedada de padres” con sus bebés en el colegio?
También, como medida de apoyo a la diversidad, los tutores, los departamentos de orientación de los centros y los equipos directivos pueden establecer protocolos de atención para acoger con palabras de encuentro a aquellas mujeres que sufren en silencio el dolor del aborto provocado, derivando estos casos a los Centros de Orientación Familiar (COF) donde buscarán la manera de sanar las heridas por la pérdida de su hijo. Hoy, en España, ya hay más de un millón de mujeres que pueden sufrir esta desgracia.