Y es que Victoria, junto a otras tres hermanas de la Congregación Pureza de María, a la que pertenece, gestionan nada más y nada menos que una escuela infantil, una escuela primaria femenina y una secundaria mixta, además de un hospital y dos internados, uno de chicos y otro de chicas. Una gran labor en una zona profundamente deprimida y con numerosos casos de desnutrición de una religiosa que habla siete idiomas -español, catalán, inglés, francés, italiano, alemán y suahili- y es licenciada en Filología Inglesa y Estudios Eclesiásticos. Que descubrió su vocación con las pequeñas cosas que le fue regalando la vida: la familia, el colegio Madre Alberta, las revistas “Gesto”, “SuperGesto”, “Aguiluchos” o “Mundo Negro”, y las campañas de Manos Unidas.
Sencilla y cercana, así se presentó antes los periodistas este miércoles en Madrid: “Aunque el tiempo no lo permite, me hubiera gustado saber de cada uno de ustedes, porque en África lo primero es el encuentro de persona a persona”. Dicho esto, narró la difícil realidad del hambre en Kazenze, el poblado donde vive: “Como responsable de una escuela, puedo hablarles de tantos niños que padecen fuertes retrasos en el crecimiento físico e intelectual a causa de la desnutrición. Quiero contarles que en nuestra provincia es la que tiene el índice más elevado de analfabetismo de todo el país. Quiero decirles que todas las semanas tenemos en la escuela casos de malaria y que, en nuestro poblado, la malaria es la primera causa de muerte infantil; una enfermedad que está estrechamente ligada, entre otras cosas a la falta de una alimentación adecuada”.
Cuando habla, reconoce la religiosa, no sólo ve cifras, sino los rostros, con nombres y apellidos, ve a los chicos ya sus familias, “personas con la misma dignidad, los mismos derechos y las mismas ganas de vivir”. “Es injusto y podemos cambiarlo. Es injusto, y no podemos mirar hacia otro lado. Es injusto, y somos responsables de hacer todo lo que podamos para que las cosas no sigan así”.
Para esta misionera mallorquina las principales necesidades de su pueblo son hoy el agua y la tierra. Por la primera muchas niñas dejan de ir a la escuela para ir a buscarla y porque, además, su falta es un caldo de cultivo para la malaria, las fiebres tifoideas, la diarrea y todo tipo de enfermedades… “Porque la falta de agua hace que las mujeres recorran kilómetros con bidones de 20 litros sobre sus cabezas y eso pasa factura a su salud, porque en el camino corren el riesgo de ser violadas. Porque la falta de agua genera tensiones y agresividad”, añade. Para solventarlo ya han puesto en marcha 19 pozos que están cambiando la vida de muchas familias y barrios; pozos que cuestan 200 euros.
El otro gran problema es la tierra, “una de la causas estructurales del hambre y la pobreza” en un país “rico en recursos pero explotado sin control”.
Además de sencilla y cercana, Victoria es agradecida y por eso cita “la increíble labor de Manos Unidas”. “Quisiera hacer alusión a nuestro proyecto de Escuela Secundaria que está siendo posible gracias a un donante que canaliza la ayuda a través de Manos Unidas. Son personas así las que cambian el mundo”, concluye.
Leer más: La «súpermonja» española que lucha contra el hambre en África http://www.larazon.es/religion/la-supermonja-espanola-que-lucha-contra-el-hambre-en-africa-EJ11903326#Ttt146oOQDpxrfPU
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