El Papa reanuda los «deberes» con el Consejo de ocho cardenales
En un clima de alegría por las canonizaciones del domingo, el Papa ha vuelto a reanudar con su Consejo de ocho cardenales unos «deberes» mucho más incómodos: la reforma de las finanzas y de la Curia vaticana. En esta cuarta reunión –que se prolonga de lunes a miércoles- predomina el realismo, y el Vaticano reconoce por primera vez que el trabajo durará hasta el 2015.
La compleja reforma de la Curia pasa por su momento más difícil. El Consejo de Cardenales de los cinco continentes, creado el 13 de abril del 2013 lleva trabajando un año y todavía no llega a verse la meta. El organigrama antiguo sigue en vigor, coexistiendo en varios terrenos con las primeras instituciones del nuevo. Las dos comisiones investigadoras –la del banco del Vaticano y la del resto de los organismos económicos- han realizado la mayor parte de su trabajo pero todavía no han sido disueltas. Y las seis gigantescas consultoras multinacionales continúan operando en el mismo terreno de juego. En definitiva, una situación confusa que todo el mundo desea terminar cuanto antes.
El Vaticano confirmó el martes que «el Santo Padre participa en la reunión la mayor parte del tiempo, a menos que tenga otras ocupaciones de especial importancia como la audiencia a los Reyes de España el lunes, al presidente del Paraguay el martes y la audiencia general del miércoles».
Es significativo que el «Grupo de los Ocho», coordinado por el hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, haya incorporado a sus trabajos por primera vez a un miembro de la Curia, el nuevo secretario de Estado, Pietro Parolin, que deberá actuar de puente entre la estructura actual y la futura.