La Buena Noticia, en la calle
Jóvenes, familias, y algunos niños con patines; sacerdotes que «no pararon de confesar en todo el día»; religiosas de varias congregaciones, entre ellas una quincena de Misioneras de la Caridad, con su Provincial a la cabeza. En la Marcha de la fe, que recorrió Barcelona el pasado sábado, participaron en total unas mil personas. Había americanos, ingleses, africanos y gente de Europa del Este. «Vino gente del Camino Neocatecumenal, del Opus Dei, de Cursillos de Cristiandad, de parroquias…» Algo que, en Barcelona, «siempre cuesta. Creo que pudimos dar la imagen de una Iglesia unida. Algunos jóvenes estaban sorprendidos de que hubiera gente de su edad que creyera; a mí, me sorprende más que esos chavales no se hayan dado cuenta de eso» hasta ahora. Habla Marcos Vera, portavoz de los Jóvenes de San José. Esta asociación caritativa juvenil es la que convocaba la Marcha, y han trabajado durante tres meses para ponerla en marcha.
Los participantes en este evento partieron, alrededor de las diez de la mañana, de la parroquia de San Francisco de Paula, en la zona del Forum, cercana al mar. Su destino era el santuario de San José de la Montaña, que dirigen las religiosas Madres de los Desamparados. Allí, «queríamos confiar a los brazos de san José el Año de la fe», explica Marcos. A lo largo del camino, cantaban y rezaban. También repartieron, entre las personas que se encontraban, cerca de 2.500 copias de un resumen del Catecismo de la Iglesia católica elaborado por ellos mismos, con el provocador título de Lo que no sabes de la fe católica. «Muy pocos lo tiraron o nos lo devolvieron; casi todos se lo guardaban; y confiamos en que, al llegar a casa, lo leyeran».
Uno de los momentos centrales del día fue cuando la comitiva paró en la Plaza de Cataluña. «Fue el momento en el que hubo más gente junta, unas 600 personas. Allí, se proclamó el Evangelio y se predicó sobre el Año de la fe». Continuaron su camino hasta San José, donde compartieron la comida y se celebró «el acto central de toda la jornada»: la Eucaristía.
Después de un día tan intenso, «los que pudieron, luego se fueron a repartir alimentos entre los indigentes». En efecto, esta asociación nació, hace cuatro años, con la intención de llevar toda la ayuda posible, junto con el Evangelio, a los más necesitados. Eran apenas 20 jóvenes, «a los que sólo nos conocían nuestras madres», bromea Marcos. Ahora, son unos cien, y capaces de movilizar, como se vio en Barcelona este sábado, a muchos más.
«Atendemos a unas 300 personas», entre las que también se encuentran familias numerosas que pasan necesidad. «Todos los sábados, salimos a dar comida a los pobres. Una vez han comido, les ofrecemos quedarse a unas charlas sobre elCatecismo. No queremos que interpreten que les damos comida para que nos escuchen. Sólo se quedan los que quieren. Pero, como les enseñamos en voz alta y en un sitio céntrico -la Plaza de Cataluña-, la gente se para y escucha. Sorprende ver a los pobres, a gente de la calle, o a los jóvenes, confesándose en la plaza, con un cura vestido de cura». Intentan tener con cada uno de ellos un trato personal, que a veces incluso se convierte en amistad. Hace poco, «los hemos llevado en cuatro autobuses a visitar Montserrat».
Marcos añade: «Queremos ser los lápices con los que Dios escriba palabras de misericordia en los corazones de los pobres, y en la historia de la ciudad de Barcelona. Intentamos dar una imagen de la Iglesia apartada de todo tipo de ideologías, con las que muchas veces se ensucia el nombre de los cristianos. Esto hace que la gente reciba una imagen que no se corresponde con la realidad. Para nosotros, lo primero es la vida de piedad, ascética y mística. La Santa Misa es el centro de nuestra labor, y también hacemos adoración y oración, como el rezo del Rosario». Este estilo no sólo ha hecho posible su crecimiento en Barcelona, sino que «también nos están llamando de sitios como Madrid, Córdoba, o Tenerife», interesándose por «empezar Jóvenes de San José allí».