El Rezongón. LA INSTITUCION NATURAL DEL MATRIMONIO (INM).
A la par que S.S. el Papa Francisco habla insistentemente sobre la familia en este año dedicada a ella, también el “guión amigo” prosigue su andadura, sin desviarse un ápice de la doctrina del Pastor supremo de la Iglesia. Nuevamente hago constar, que natural y antropológico son pilares firmes que se alinean juntos en el Gran Edificio para
sostenerlo desde diferentes “apoyos”; los que le dan solidez contra vientos, mareas, tsunamis y ríos salidos de madre.
Como verán a continuación, no es fácil, ni lo pretendo, separar lo humano de lo divino, porque se complementan. Lo dijo como nadie el archiconocido teólogo don Jesús Urteaga en el libro
de múltiples ediciones: “El valor divino de lo humano”. Permitan que por una sola vez y sin que sirva de precedente el Rezongón les aconseje: ¿a qué esperan si no lo han leído?
I.- Pinceladas previas:
La INM, que está en la estructura del ser humano, tal como está creado, es:
–Comunión de amor y vida
-Entre un hombre y una mujer (aptos para casarse; y sin impedimentos)
-Para siempre (comunión no limitada, sino plena)
-“Abierto a la transmisión de la vida” (es el lugar dispuesto por el Creador para ello)
Se trata de una realidad constitutiva de la naturaleza del hombre (basta un análisis del Ser humano con profundidad). Por eso decimos que es una “Institución natural”.
Por eso, cuando varón y mujer deciden casarse (”nos casamos”), están aceptando la INM tal como es en la naturaleza humana; su contenido, en cuanto a los elementos básicos, no lo establecen ellos. Por eso, si después se aduce que al celebrarlo sustrajeron expresamente alguno de esos elementos básicos, deberá probarse con toda certeza.
La extraordinaria importancia de la INM para el hombre se puede resumir así:
el amor matrimonial es perfectivo para la persona en su semejanza a la Trinidad
la procreación es cooperación con Dios
la trascendencia que tiene la edificación de la vida humana
la INM configura decisivamente el Bien de la Sociedad.
La institución natural del Matrimonio no es construcción sociológica o histórica; hunde sus raíces en la esencia más profunda del ser humano. Y como es una institución que resume o contiene aspectos profundos del hombre; y además afecta a valores de trascendencia decisiva (como la procreación y edificación de la vida humana; la correcta comunión hombre-mujer; etc.), se sigue, “que la percepción adecuada de su naturaleza, resulta esencial para el bien del hombre y de la Sociedad. Y lo mismo sucede con su corrupción”.
Es pues una grave responsabilidad hacer sobre ella un análisis antropológico con
toda la profundidad necesaria para
captar nítidamente su naturaleza. Cualquier otra alternativa o cualquier ligereza en su enfoque (por razones de utilidad aparente, o de oportunidad política) constituirían una trágica frivolidad, tanto a nivel de responsabilidad personal
, como
en los Gobiernos en relación al bien
de la Sociedad.
Conste que es el “guión amigo” quien sentencia. Aún de acuerdo con la totalidad, no pretendo aconsejar -salvo la excepción dicha arriba- ; yo… digo nada más. Si Dios es servido, continuará
.
Carlos de Bustamante